La pandemia reconstruyó un nuevo tejido social aún incierto en sus revelaciones, pero en ciertos aspectos siguieron sucediendo durante el confinamiento, y el acoso escolar fue uno de los que se siguió ejerciendo.

Casos hubo muchos: desde aquellos alumnos que se burlaban y tomaban ventaja del desconocimientos del manejo de la tecnología de sus profesores, hasta aquellos que se burlaban de sus propios compañeros porque al fondo se escuchaba el cacareo de las gallinas, en el caso de los estudiantes foráneos, para quienes sus familias les fue incosteable apoyarlos económicamente durante la pandemia, por lo que volvieron a casa, en hogares que se encuentran en contextos semiurbanos o rurales, lo que les mereció la burla constante de sus compañeros, por lo que se alcanzaba a escuchar o a percibir en las pantallas.

En suma el acoso escolar, no paró, siguió su curso y evolución, y con la falta de soluciones que coadyuven a mejorar los ambientes escolares.

En 2014 Héctor Alejandro Méndez Ramírez, de 12 años alumno de la secundaria de la escuela Secundaria Número 7 “Eleazar Gómez», en ciudad Victoria, Tamaulipas, fue balanceado y golpeado contra la pared, hasta que se produjo la muerte cerebral, y sus padres decidieron desconectarlo seis días después. La escena fue presenciada por la maestra de Español, de la cual se escucha su voz de fondo instigando a los los buleadores a que siguieran en su barbarie, en el video que en aquel entonces circuló en redes sociales.

Ocho años después la historia se repite en el Estado de México, una pelea entre dos adolescentes en un terreno cercano al plantel escolar, termina en que una mata a pedradas a la otra, a la vista de sus compañeros, que ni tarde, ni perezosos grabaron la escena para subirla en redes, pero ninguno, NINGUNO hizo nada por la chica que estaba siendo apedreada.

En términos del acoso, siempre hay cuatro actores: el acosado, el acosador, los instigadores y los testigos, los últimos tres son cómplices del acosador, incluso en otros casos, sin que el acosado llegue a la muerte hay adultos que participan como instigadores o testigos, en vez de ser mediadores o pacificadores. Sin duda, los espectáculos al estilo Circo Romano sigue gustando.

Los adultos

Los adultos en esta historia son los padres de la familia, los maestros y quienes están al frente de las instituciones educativas, y al parecer la corrupción también permea en estos casos, sí la corrupción que se entiende por actos separados o juntos como: negligencia, intención u omisión.

¿Cuánta corrupción hubo? en los dos casos descritos, mucha por parte de los adultos. Los directivos y maestros deben actuar en el momento preciso que empiezan a detectar los casos, llamar a los padres, los padres acudir a los llamados de la escuela, hablar con sus hijos al respecto, no para que les cuenten los detalles de cómo se acosan hasta matar los chicos, sino para reflexionar sobre el hecho y prevenirlo.

En otro artículo que escribimos en este mismo espacio, recibimos un comentario sobre un caso que planteamos sobre otro asunto que decía: «el caso no es de Yucatán, que porqué lo referíamos» justo por eso por que no queremos que pase aquí, ni en ningún lado. El acoso ya está presente en las aulas, de los adultos depende que no llegue a un acto que podamos lamentar.

En este sentido, amable lectora o lector, le invito a ver dos series de Netflix, Tribunal de Menores y Escuela de Señoritas AL RAWABI, la primera coreana y la segunda jordana, y de México El Sandwich de Mariana, ficciones que nos ayudarán a entender mejor el problema, sobre sus consecuencias y posibles soluciones.

ENTRADAS RELACIONADAS

10% de descuentos en servicios
a miembros del
Club del Ciudadano Informado
Pase doble a los cursos
a miembros del
Club del Ciudadano Informado

50% de descuento en la primera cita
a miembros del
Club del Ciudadano Informado

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *