Las emociones no se pueden tocar, pero sí se pueden sentir. Esto hace que sean complejas, porque dentro de lo intangibles que son, son tan reales como lo tangible y se requiere de mucha introspección y autoconciencia para identificarlas.

Uno de los principales temas que se abordan en la consulta es sobre las emociones. Por eso, en esta ocasión quiero compartirles algunas ideas que espero les sean de utilidad:

  1. Se identifican por una expresión determinada.

Las emociones son reacciones de nuestro organismo y nos dan mensajes. Son una carga de energía psíquica y física, por lo que no pueden no manifestarse más que a través del cuerpo, de reacciones fisiológicas y de conductas.

Muchas veces no las identificamos, no sabemos leerlas; las emociones claman ser escuchadas y cuando no nos tomamos el tiempo o el espacio para hacerlo, producen psicomatizaciones, es decir, puedes presentarse con síntomas físicos; sin embargo, estos surgen de lo emocional.

Te invito a identificar las emociones para aprender a leerlas. Esto lo lograrás con la autoconciencia de tu cuerpo y con la introspección.

2. Provocan una predisposición a la acción característica.

Las emociones son la fuente de energía para el movimiento: la acción. Cada emoción tiene una función, una razón de ser en nuestro organismo. Por lo tanto, nos predispone, impulsa, empuja hacia acciones concretas, de acuerdo con la emoción. Esto ocurre de manera natural y orgánica, pero cuando hay creencias irracionales, hábitos poco conscientes o baja educación emocional, esta energía o predisposición nos puede llevar a conductas disfuncionales.

Te invito a analizar la vinculación que tiene tus emociones, con tus conductas y tu historia, este puede ser un proceso complejo, por lo que puedes acompañarte con especialistas.

3. Las emociones nos unen con nuestro entorno.

Así como la piel es la parte de nuestro cuerpo que genera contacto y límite con el exterior, las emociones, al ser respuestas de nuestro organismo ante situaciones y estímulos, nos permiten conectarnos con nuestro entorno.

Ante situaciones específicas, experimentamos emociones específicas, esto nos permite hacer consciencia de nuestro yo y nuestro entorno, pero también del cómo nos relacionamos y reaccionamos ante él.

Es importante discernir las emociones pues son un camino para entendernos y descubrirnos, así como para aprender a autorregularnos.

4. Son universales y se dan en todas las culturas.

No hay emociones buenas ni emociones malas. Todo ser humano, desde que nace, las experimenta. Cada cultura nos enseña cómo valorarlas y cómo expresarlas, algunas culturas y sociedades las han etiquetado como malas o negativas por considerar su expresión como inadecuada, por los valores que tienen, o simplemente por no entenderlas.

La cultura (sociedad y familia) nos trasmite qué sentir, cómo sentirlo, expresarlo y qué hacer con ellas.

Es importante reconocer que ninguna de las emociones es mala, sino que son experiencias que se sienten, pero es necesario hacernos responsables de lo que hacemos con ellas y cómo las expresamos.

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