Mié. May 21st, 2025

Ellas le dan sabor a la vida: Emociones

Escuchando a muchas personas a quienes acompaño en temas de psicología y sexualidad, me doy cuenta de la apremiante necesidad que tienen de tomar decisiones razonables, y de la carga que experimentan cuando se dan cuenta de que las han tomado desde la emoción y no desde la razón.

Nuestra sociedad nos ha enseñado que lo más importante es razonar y decidir con la cabeza, pero ha dejado a un lado aquello que da energía a las acciones, a nuestros pensamientos y a nuestras resoluciones. Y, esas, son las emociones.

Pareciera que las decisiones más importantes en la vida deberían partir de la razón, sin embargo, parten del afecto, del sentimiento y de la emoción.

Cuando decides construir un proyecto de vida, tener pareja o formar una familia, no lo haces desde la razón, lo haces desde el sentimiento. Y lo mismo sucede cuando decides confiar en alguien o abrirle tu corazón.

Parece ser que la razón y la emoción están peleadas y son antagónicas, pero no es así, ambas son las 2 alas necesarias e indispensables para alzar el “vuelo” de las decisiones y de la vida.

El otro día, al finalizar una consulta y después de expresar sentimientos de tristeza, miedo y enojo por un evento por el que pasó, una persona me dijo que “lo que le da sabor a la vida son las emociones “. Me gustó tanto la conclusión a la cual llegó, que es la frase que me inspiró para escribir este artículo.

Luego de escuchar a parejas platicar de sus conflictos, he podido analizar que estos podrían solucionarse de manera rápida si solo usáramos la razón y se abordaran objetivamente, pero lo que le da movimiento al conflicto son, precisamente, las emociones que sienten.

Cuando una persona está en el discernimiento de dejar o no el trabajo en el que está, la mayoría de las veces son las emociones las que están generando esa disyuntiva, más que los beneficios tangibles e intangibles de quedarse o cambiarse de empleo.

Las amistades no se construyen desde la razón, sino desde la emoción.

El duelo y el proceso por el cual se pasa ante la pérdida de alguien no requiere de la razón, sino del entendimiento y la aceptación de la emoción.

Cada emoción tiene un mensaje para ti…

Cada emoción tiene una carga energética que te mueve, ya sea hacia adentro o hacia afuera…

Cada emoción es mente y es cuerpo que está reaccionando y adaptándose.

Las emociones no son malas; de hecho, al sentirse en el cuerpo, se convierten en señales. Así es que no soy responsable de lo que siento, porque simplemente lo siento; sin embargo, soy responsable de lo que hago con lo que siento… y ahí es en donde entra la razón.

Cuando alguien sale del consultorio llevándose un diálogo entre su razón y emoción, encontrando concordancias y coincidencias, se va experimentando paz interior y sabiendo que va por el buen camino.

Quisiera terminar con una frase célebre de Carl Rogers, psicólogo estadounidense, pionero de la corriente humanista: «Me doy cuenta de que, si fuera estable, prudente y estático, viviría en la muerte. Por consiguiente, acepto la confusión, la incertidumbre, el miedo y los altibajos emocionales, porque ése es el precio que estoy dispuesto a pagar por una vida fluida, perpleja y excitante.»  

Ponle sazón a la vida… ¡emociónate!

Psic. Raúl Rodríguez / Tel. 985 103 42 63 / @psicraulrodriguez

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