La temporada vacacional llega a su fin y hacer un recuento de algunas de las cosas que nos deja este periodo de asueto puede ser benéfico para comprender si realmente las vacaciones han cumplido su finalidad.

Sin retorno a casa

Se registraron 45 accidentes viales, siniestros que en muchos casos cobraron la vida de las personas que se vieron involucradas en los mismos. Algunos de estos acontecimientos trágicos fueron resultado de daños colaterales, por lo que es importantísimo hacer una reflexión sobre nuestra propia responsabilidad frente al volante y el cuidado que debemos de tener hacia las demás personas. A diferencia del año pasado que se registraron aproximadamente 35 accidentes de esta naturaleza, el aumento que por mucho superó lo que se tenía estimado para esta temporada vacacional, nos invita a redoblar esfuerzos a ciudadanía y autoridades para que estas estadísticas cambien.

Costos abusivos en toda la región

Con respecto al alza de precios, resultado de la inflación, que ya es reconocible en el bolsillo de todos los ciudadanos, estas vacaciones en particular representaron un tremendo esfuerzo para las familias que visitaron nuestro estado, o para aquellas que residen en él, pero que quisieron conocer y pasear en algunos de los lugares más emblemáticos de Yucatán. Lugares como Progreso, Valladolid y Mérida, son desde hace ya muchos años, sitios emblemáticos para quienes deciden pasar unas vacaciones. No obstante que los encantos de estas ciudades no decrecen y por el contrario cada vez ofrecen mayores actividades y atractivos, lamentablemente entre la innegable situación económica por la que atraviesa el país y la especulación y abuso de muchos comercios y servicios, una constante de comentarios entre turistas regionales, nacionales y extranjeros fue que los precios se encontraban fuera de toda proporción.

La oferta de las atracciones o alimentos no estaba a la par del precio solicitado. Mención aparte merece un creciente desencanto por el puerto de Progreso, cuya belleza se ve opacada por lo que ofrecen restauranteros y locales al turismo, exagerando sobremanera sus precios, haciéndolos prácticamente impagables para muchas familias y para aquellas que pueden todavía pagarlos, les resultan insuficientes y absolutamente insatisfactorios.

Los platillos más sencillos están por arriba de los 198 pesos sin contar bebidas y sus porciones son risorias y la calidad, ofensiva.

Ana Elena, visitante de Culiacán nos comentó al salir del restaurante Spiaggia situado en el Malecón de Progreso: “la comida estaba terrible, el jugo verde era tan malo que ni lo pude tomar, además el vaso estaba en 70 pesos y era pequeñito pequeñito, una burla. Mi desayuno tenía frijoles de lata quemados, la porción estaba diminuta, eran sólo tres tortillas casi sin queso de unas dizque enfrijoladas. No las regresé porque no quise angustiar a mi suegra que ya es una mujer mayor, pero fue una vergüenza desayunar ahí. No sé con que cara atienden y tienen abierto. En total fue una cuenta de aproximadamente 375 por persona y porque buscamos lo más accesible y fue pésima decisión. Venimos cinco de la familia de vacaciones y estuvo muy mala la experiencia. No regresaría.”

En Puerto Progreso

Lamentablemente experiencias como éstas pueden ser una terrible carta de presentación para atraer al turismo, que se siente engañado y molesto ante el abuso de quienes proveen servicios y mercancía.

Entre cuadernos y libros

Finalmente tenemos un regreso a clases en medio de una controversia tremenda por los libros de texto de este periodo, que divide a la ciudadanía.

Hay quienes se encuentran en desacuerdo y han organizado quemas colectivas de los libros de texto, mientras que otros grupos de padres y madres de familia ven con buenos ojos el contenido propuesto por los libros que utilizarán estudiantes de educación básica en todo el país.

Mientras los adultos nos terminamos de poner de acuerdo entre sí nos gustan o no los libros, la infancia queda en medio, siendo víctima del adultocentrismo egoísta que no los contempla como los verdaderos protagonistas del tema. ¿Qué tienen que decir la juventud y la infancia de estos contenidos?
¿Estamos siendo capaces de incluirlos como ciudadanos que son en la observación, crítica y acción de su propio futuro o seguimos viéndolos como fantasmas que dependen de nuestro inequívoco juicio?

Vale la pena hacerlos partícipes del tema, más allá de elegir etiquetas autoadheribles con tal o cual muñeco, o pedirles que elijan los cuadernos menos caros o con menos dibujos de moda, porque están verdaderamente desorbitados también los costos de las libretas de papel, que con honestidad muchas veces se desperdician flagrantemente sin cumplir su objetivo.

En fin, las vacaciones terminan como termina este agosto, lentamente y aún con muchos pendientes por concluir y muchos temas por reflexionar.

Daniela Esquivel: Directora de escena, promotora de lectura, profesora y colaboradora de medios digitales. Exploradora gastronómica y lectora incansable. Nómada entre la Gran Tenochtitlan y la Tierra del Faisán y del Venado.

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