¿Por qué hablamos de salud mental en las terapias cuando hablamos de salud sexual? Y viceversa

La respuesta es simple: porque la salud sexual no solo tiene que ver con el sexo, sino con tu bienestar físico, emocional, con la manera en que te relacionas contigo, con tu cuerpo, con otras personas, tu familia, comunidad y cultura.

Cuando hacemos un anális con las personas que han llegado al consultorio planteando alguna problemática de índole sexual, nos damos cuenta que el origen tiene elementos emocionales relacionales y educativos.

Cada persona vive su sexualidad de manera diferente y única, y esto se debe precisamente a que la sexualidad está muy relacionada con nuestra identidad.

Las características de personalidad influyen en la manera de vivir, sentir y expresar la sexualidad. La educación recibida y la manera de interactuar con nuestras parejas está íntimamente relacionada con nuestra manera de disfrutar la sexualidad.

Es así que la gran mayoría de las personas en el consultorio, cuando expresan y manifiestan insatisfacción o problemas en la sexualidad, se descubren con altos niveles de exigencias, preocupación por el desempeño, dificultades para soltarse, prejuicios ante ciertas experiencias sexuales, así como estrés, preocupación y ansiedad.

La auto exigencia, así como las expectativas hacia uno mismo o hacia la pareja termina generando bloqueos que afectan tanto en la experiencia erótica como en la relación afectiva.

Los tabús, la estigmatización, la vergüenza, la falta de educación y la desinformación contribuyen a que los problemas de salud mental en nuestras comunidades crezcan y empeoren. También, hacen más difícil que aprendamos a cuidarnos, a reconocer cuando algo no está bien y a buscar ayuda

Lo primero que trabajamos en la psicoterapia sexual, es nuestro sistema de creencias y las vivencias que hemos tenido; luego identificamos cómo nos está afectando y establecemos un camino de reaprendizaje y de búsqueda de experiencias diferentes porque las personas que disfrutan de una vida sexual satisfactoria, varían en sus prácticas eróticas y tienen encuentros más frecuentes, se separan menos, Se sienten más libres y fluyen más.

Cuando no se disfruta de una vida sexual satisfactoria, la salud mental puede verse perjudicada, afectando negativamente a nuestro bienestar, autoestima, humor, concepción del mundo, relaciones sociales y satisfacción personal.

Aunque no siempre las personas acceden a tocar temas de sexualidad cuando buscan trabajar su salud mental, cuando dialogan sobre el tema, podemos encontrar la relación. Trabajar acerca de la propia sexualidad, incrementa la autoconciencia y el autoconcepto, por lo tanto la aceptación de sí mismo y el disfrute de la propia vida.

Como vives la vida vives tu sexualidad, y así como vives tu sexualidad vives tu vida

En la consulta, el placer es uno de los temas que se suelen trabajar. El placer o se sataniza o se vanagloria, ni es el placer por el placer mismo ni es la represión del placer. Aceptar y vivir el placer de manera responsable es darse la oportunidad de vivir de manera libre y sana.

Para disfrutar de una sexualidad sana, deben existir derechos para todas las personas, como el derecho a una educación sexual integral, al placer, a la información y al acceso a servicios de salud, de manera que puede ejercerse libremente la sexualidad, del modo en que cada individuo se relacione con su cuerpo, en cómo se da placer y en cómo se siente cuando lo anula o lo reprime.

Debemos explorar nuestras preferencias y deseos y entender nuestra identidad sexual para disfrutar de una vida sexual satisfactoria, evitando que los sentimientos de ansiedad, estrés y otros problemas relacionados con la salud mental puedan influir en nuestra intimidad y en nuestro placer sexual.

Psicólogo y Sexólogo humanista
Activista social, apasionado por la promoción de las salud mental, la educación de la sexualidad y la prevención social.

El poeta decía «caminante no hay camino, se hace camino al andar»
Y estoy convencido que en esta vida caminamos y lo hacemos en compañía.

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