Con una edición muy especial nombrada Drag Sirens y con 40 expositores, la Bazara celebró su primer aniversario, en medio de una atmósfera festiva e incluyente, hasta con la lluvia, que no desanimó a nadie, ni a quienes vendían ni a quienes asistieron. Se inició a las 2 pm con una puntualidad notable y con un entusiasmo que contagiaba, entre los stands podíamos ver todo aquello que se antoja comer para acompañar el recorrido, desde nutritiva comida y snacks, postres y pastelillos, fresquísimos helados y aguas de sabor, hasta puestos de especialidades como los de la deliciosa sangría artesanal La Vid. Amenizando todo el evento Luz y sonido Pink Panther nos puso a bailar en más de una ocasión mientras se recorría de punta a punta todas las carpas que orgullosas llenaban de color el Parque de Las Américas. Todo remitía a una fiesta donde el trueque entre los productos y el dinero, dignifican el comercio, como una de las alternativas laborales más sobresalientes de nuestra población.

Un bazar muy especial e importante

La Bazara es muy especial, porque otorga la posibilidad a miembros de la comunidad LGBT de obtener ingresos por los productos que cuidadosamente han seleccionado para vender, preparado o incluso cultivado durante meses como es el caso de quienes venden plantas de ornato. Hay quienes llevan participando desde hace tiempo y están felices de formar parte de esta comunidad porque esta iniciativa les ha permitido dignificar la economía, precarizada ya sea por el estigma social, o por los estragos de una pandemia que parece no tener fin.

Tal es el caso de Bendito Benito, quien vende ropa Second Hand (ropa de segunda mano) y que promueve el uso de estas prendas porque “contribuyes a que esa ropa que luego se tira y es muy contaminante para el planeta tenga más uso, aparte la historia, son prendas que van pasando de persona a persona y guardan historias”. Si tomamos en cuenta que la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo, usar ropa usada e incorporar la menor cantidad de prendas nuevas a nuestro guardarropa, es una contribución nada despreciable a nuestro castigado planeta. Por eso aplaudimos el esfuerzo que hacen Nuevo hogar (nuevhogar2020) y Vendimia (vendimiastoreonline) por mantener al igual que Bendito Benito sus piezas en excelente estado y con una impecable selección de ropa única que no encontrarás en ninguna tienda comercial actual.

Foto Daniela Esor

La tradición seguirá

Seguramente gracias a iniciativas como Yucapride, Helados Cósmica, Carnalgas, La dulce Itzel, Elo draws, Ninfa espérides, Chipi, El desierto de los monos, Papayita mía, Monstrozo y muches más, se volverá una tradición la Bazara, animando a participar cada vez a un número mayor de propuestas únicas y diversas, que entre sus productos ofrecen mercancía difícil de encontrar en cualquier otro lugar, productos muy originales, muchos de ellos realizados artesanalmente y artísticamente y con mucha inversión de tiempo y cuidado de por medio. Tal es el caso de Alejandro, alias Monstrozo, quien participa en bazares desde el 2013, es ilustrador en acuarela y tinta y que al digitalizar sus creaciones las pone a la venta a modo de stickers, libretas, encuadernado a mano, cojines etcétera.

Alejandro disfruta de participar en bazares porque le gusta convivir con les expositores, conocer nuevos proyectos, interactuar con los clientes e intercambiar ideas. Le gusta formar parte de Bazara porque le gustan los proyectos de la banda LGBT y sus propuestas que considera sumamente interesantes. Él anima a las ilustradoras e ilustradores de estas generaciones a “que se avienten, ya sea para vivir del arte, o para probar otros formatos para plasmar sus diseños, que saquen su merch, pues gracias a eso en mi caso al exponer mi mercancía he recibido propuestas y he tenido nuevos proyectos.”

Una economía que impulsa

En el caso de Lorena (Lola), se manifestó muy feliz de lo bien que le estaba yendo en Bazara, ella que pensaba que no podría llegar ni a vender una coca cola en el desierto, veía como la gente se acercaba con gusto a su puesto y se llevaba alguna que otra mercancía que le permitiría incrementar sus ahorros. Lola es maestra de danza y bailarina y se ganó una beca para ir a estudiar danza en San Luis Potosí, a pesar de la beca, ella requiere tener más apoyo económico para viáticos y hospedaje, por lo que la venta de sus productos es una fuente potente de ingresos para realizar este proyecto de vida. Como profesora de danzas mixtas y coreografía invita a que el público siga asistiendo a estas propuestas de impulso a la economía que promueve de muy diferentes y útiles maneras a que las personas tengan un ingreso digno y solidario que les permita alcanzar sus metas.

Lorena (Lola) Foto Daniela Esor

Finalmente para terminar nuestro colorido recorrido, pudimos disfrutar de la alegría y dinamismo de las Drag Sirens que nos pusieron a bailar con todo el ambiente festivo y vibrando alto con el que la Bazara se distingue y que cerró con broche de oro y magníficamente su primer aniversario, deseando que sea el primero de muchos más.

En Vive Mérida, celebramos en alto, propuestas de economía solidaria y empática como las de Bazara que invitan a la creatividad, el compañerismo, la alegría, la diversidad y el desarrollo económico y deseamos que sigan multiplicándose en la ciudad.

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