La primavera llegó a la ciudad y con ello, debería percibirse la presencia de especies diversas, floración de árboles, incremento de polen en el aire, entre otros cambios en el ecosistema… Sin embargo, el cambio climático está modificando estas referencias con más fuerza cada vez.
En Mérida, aunque el clima cálido siempre ha estado presente como una característica propia de la región; la realidad es que año con año la intensidad del calor incrementa en la sensación térmica y esta situación, en conjunto con los factores presentes en otros sitios, puede afectar el movimiento, por ejemplo, de especies migratorias.
En los últimos años, los patrones climáticos han experimentado cambios significativos debido al calentamiento global. Se han observado fenómenos como un aumento en las temperaturas promedio, períodos de sequía más prolongados y una mayor incidencia de lluvias intensas y tormentas tropicales.
Estos cambios en el clima tienen diversas consecuencias sociales para la ciudad y sus habitantes, tales como agotamiento debido al calor, malhumor, entre otros. Las altas temperaturas pueden llegar a afectar incluso la salud de la ciudadanía, con enfermedades gastrointestinales y golpes de calor, por mecionar algunos.
La respuesta ideal ante estas circunstancias debería ser el actuar de las autoridades de la ciudad y el estado, por ciudades con más vegetación; aunque en la realidad ocurre todo lo contrario, pues la deforestación continúa priorizando lotes y desarrollos inmobiliarios, a pesar de que es claro que mientras más deforestación exista, hay más calor y menos especies de flora y fauna.
Desde la ciudadanía, también es posible poner un granito de arena (aunque eso no exime a las autoridades), plantando árboles en los espacios que se habitan, así como implementando jardines verticales, plantas diversas en los hogares e incluso haciendo huertos en casa o comunitarios.
Pero es así, como iniciando la primavera, ya puede preverse que mayo —el mes más caliente comúnmente en Mérida— será muy caluroso, aunque muy probablemente «el más frío que nos quede», pues el calentamiento global ha incrementado año con año. El cambio climático es un hecho, pero es posible llevar a cabo medidas de adaptación y acciones colectivas, para enfrentarlo y, sobre todo, frenarlo.