Recuerdo que cuando era niña, la palabra sexo era prohibida, hasta me asustaba. Tal vez porque me encontraba en una escuela de monjas, tal vez porque vivía en México en los ochentas o tal vez porque así era la cultura en ese entonces. En la escuela estaba prohibido escuchar a Madonna y las chicas de secundaria y preparatoria eran severamente reprendidas si se pintaban los labios.
Desde ese entonces hasta el día de hoy, la cultura ha cambiado mucho. Se supone que estamos en la época en donde la mujer es libre, libre de trabajar en la profesión que quiera, libre de decidir si quiere familia y libre de tener actividad sexual con quien ella desee. Pero también estamos en esos tiempos en los que se matan de 10 a 11 mujeres por día, donde los índices de depresión han aumentado drásticamente y donde las cifras de trata y abuso de menores va a la alza.
Hace unas semanas me enteré del caso de los falsos desnudos de menores, generados por inteligencia artificial en Almendralejo, España. Aparentemente generados por adolescentes que usaron inteligencia artificial para sobreponer los rostros de sus compañeras de escuela en cuerpos de mujeres desnudas en poses sugerentes y después, esas imágenes fueron compartidas en diversos chats. Ellos lo hacen por morbo, por diversión, o porque pueden, mientras ellas se sienten humilladas y avergonzadas. Hasta este momento no se sabe cómo identificar al responsable y qué delito imputarle, pues no está tipificado.
En mis tiernos años de estudiante de derecho, aprendí que no todo está regulado por las leyes, no solo hay lagunas jurídicas, sino que, conforme vamos innovando, hay lapsos de tiempo en los que las leyes no alcanzan a regular e impartir justicia a aquellos que son víctimas de ofensas a causa de la tecnología. Independientemente de la falta de eficacia y la corrupción que invade y caracteriza al sistema jurídico y legal mexicano.
Seguramente al día de hoy, ya conoces la controversial App Dream GF, en donde puedes crear a la novia perfecta, tienen toda una selección de tonos de piel, de cabello, de dimensiones corporales y hasta de personalidad, ya sea que te gusten misteriosas, deportivas o colegialas, niñas buenas o mal habladas. Cuentan con planes personalizados: bronce, plata, oro y diamante, siendo este último el más caro, pero todos incluyen chat y sexting. En el momento en el que el usuario solicite un nude, ella plácidamente obedece. Tú dile qué quieres y cómo, y esta novia complaciente, te lo manda. Esta mujer artificial está hecha para tu consumo.
En una cultura en donde hace 40 años la palabra sexo era pecado y Madonna era un engendro del diablo, ¿Qué efectos podría tener el uso excesivo o mal uso de este tipo de Apps a corto y mediano plazo? La última de mis preocupaciones es la ya muy obvia ausencia de habilidades sociales, pero no quiero sonar como mi abuela al decir, que los tiempos de ahora, no son como los de antes. Vayámonos a lo que es realmente preocupante.
Naomi Wolf, sociología y autora de libros como “El mito de la belleza” y “Vagina”, menciona que a raíz de que la mujer adquirió el derecho a votar, a la mujer se le ha distraído con la idea de tener que ser bella, puede ser ama de casa o profesional, pero debe verse hermosa y cabe preguntar ¿bella según quién? Pues bella según estándares externos elaborados por la industria de la moda, de cosméticos, médicos cirujanos y más industrias que se benefician de esta carencia de amor propio y necesidad de reconocimiento de las mujeres.
Incluso desde chiquitas nos dicen que las niñas calladitas son más bonitas, nos comparan con la prima o la amiguita de la escuela y en Estados Unidos hasta a concursos de belleza las meten. Desde la infancia se nos menciona frecuentemente la idea de ser las más bonitas de acuerdo con estándares externos. Hoy día los estándares son visibles en las celebridades como Kim Kardashian, quien, por cierto, acaba de sacar su nueva línea de lencería con pezones, como si las mujeres no tuviéramos pezones, no fueran visibles si nosotras quisiéramos o no fuéramos acosadas en la calle.
Ya las mujeres nos comparamos, nos criticamos, nos hacemos chismes la una de la otra. Son mucho más las mujeres con un tambaleante amor propio, que aquellas con una autoestima sana. Es más, hasta hay un dicho que dice “No hay mujeres feas, hay mujeres pobres”. Porque si tus rasgos, tu tono de piel o tus proporciones, no son como los estándares impuestos (muy europeos, por cierto), entonces eres fea. Cómo vas a ser fea si tu propósito (impuesto desde niña) es ser bonita, qué atrevimiento. Las mujeres explotan sus cuerpos con cirugías excesivas y exageradas queriendo verse como aquellas famosas, quienes también, son manipuladas a verse de cierta forma por personas alrededor de ellas quienes imponen estas modas con intereses de consumo y financieros.
¿A dónde vamos a llegar las mujeres teniendo como estándares de belleza una mujer perfecta hecha por la inteligencia artificial? ¿Acaso se avecina una oleada de cirugías, y depresión por no alcanzar las expectativas impuestas?
Otro elemento alarmante, es la disponibilidad de estas novias artificiales para mandar desnudos y decir que sí a todos los deseos del hombre sin peros, sin límites. ¿Cuántas mujeres no han sido violadas por decir que no? El hombre no está acostumbrado ni dispuesto a ser rechazado, al primer límite pierden el control, además, la sociedad les celebra a los hombres que impongan su voluntad, eso es de machos y en México a los machos se les aplaude todo. En una sociedad tan machista como México, donde el mismo sistema legal permite este tipo de abusos, donde no hay castigo a los responsables, no sé ustedes, también veo como consecuencia de esta innovadora app, un posible aumento en violencia de género, acoso y violaciones.
Ya la pornografía y la adicción a la misma nos trajo problemas como la baja tolerancia a la frustración y la normalización de la violencia, esta app mantendrá más aislados a aquellos que suelen aislarse, más tímidos a aquellos que ya lo son y más violentos aquellos que están acostumbrados a obtener lo que quieren a toda costa sin aceptar un no como respuesta.
Lydia Cacho, periodista y autora, en una de sus conferencias explica que la trata de mujeres y menores es muy fácil cuando dejas de verlos como humanos y los ves como objetos. Un objeto o cosa se usa, se abusa y se desecha. Puedes hacer lo que quieras con ellos, son un producto para el placer de quien tenga el dinero para comprarlo. Los cuerpos son para consumo, y le vemos muy claramente hoy en día. El aborto está penado en algunos países, pero los vientres pueden ser rentados. Las mujeres no deciden por su propio cuerpo, pero algún otro que tenga dinero, sí puede rentar mi útero para sus objetivos. Por eso, lo personal es político.
En la trata de mujeres, a los clientes se les muestra un catálogo para escoger la que más les guste, nuevamente ahí, la mujer es una cosa que se consume. Justo así muestra esta App a las mujeres, ármala como quieres, pídele lo que quieras, ella es complaciente.
Si tus habilidades sociales son deplorables y eliges una novia de aplicación, tus habilidades solo irán en decadencia. Las ya desafiantes relaciones de pareja probablemente empeoren. Seguro que las aplicaciones de citas tendrán más usuarios, pero ¿serán más intentos fallidos de relaciones si al mismo tiempo son adeptos a las novias artificiales?
Esta app y su popularidad tendrán efectos a nivel personal, psicológico y por ende, a nivel social. Si fuéramos una sociedad con pensamiento crítico, realmente no habría de qué preocuparse, porque se tendría la capacidad de discernimiento y la tendencia al bienestar propio y de nuestras familias, pero no es el caso. En México es mejor mantener al populus ignorante y bien entretenido con situaciones banales, ridículas o morbosas.
El sexo y la sexualidad en hombres y mujeres forman parte de toda la vida, podemos relacionarnos con ella con conciencia o con total inconciencia. Con amor o con violencia. No vamos a cambiar al mundo de un día para otro, pero podemos cambiarnos nosotros mismos. Empezando por hablar de sexo, abrir estas conversaciones.
También es urgente hablar de sexualidad con nuestros jóvenes, quienes según un estudio de la fundación Save the Children, tienen acceso a la pornografía desde los 12 años y optan por ingresar a plataformas gratuitas desde el móvil. Es tan fácil y accesible.
Hablemos de sexo sin miedo, sin tabús, sin creencias religiosas limitantes. Guiemos y eduquemos a adolescentes que crecen sin comparaciones, sin odiar su cuerpo, sin esperar ser bellos de acuerdo con estándares externos. Celebremos la valentía de mujeres como, Michelle Rodríguez, Yalitza Aparicio y Olimpia Coral, quienes demuestran su valentía y su fuerza al luchar contra estándares impuestos y leyes insuficientes. Leamos sobre sexo y sexualidad, busquemos las últimas investigaciones, tomemos cursos, acudamos a conferencias. Esforcémonos por cuestionar y destruir ideas impuestas y erróneas sobre lo que es la belleza y comencemos a re-construir el concepto bajo nuestras propia mirada. Por ahora, la revolución es ideológica y comienza dentro de nosotros mismos.
ENTRADAS RELACIONADAS
Es algo muy cierto y coincido contigo. Excelente artículo!! Gracias por compartirlo!! Te mando un fuerte abrazo