Soy venezolana. Llegué a Yucatán el año pasado, es decir,  en el 2023 y debo confesar que ha sido una hermosa sorpresa.   Mérida no deja de recordarme a una de las ciudades costeras de mi país, Porlamar, ciudad que se encuentra en la Isla de Margarita, esta, junto con otras dos islas:  Coche y Cubagua, conforman lo que se llama el Estado Nueva Esparta, ubicado en el Mar Caribe, al noreste de Venezuela, muy cerca de Trinidad y Tobago.  Es un estado venezolano de libre comercio.  Era común visitar la isla de Margarita – la más grande de las tres  –  y comprar a precios muy económicos todo tipo de mercancía importada como artefactos eléctricos, comida, ropa. 

Imagen tomada de ResearchGate

¿Qué observe en Mérida que me recordó a Nueva Esparta? El sistema de transporte con paraderos ubicados en diversas calles del centro, el calor, las empanadas de cazón; Ir a Margarita era comprar queso de bola, ¡Sí, queso de bola!  así como lo es aquí, en Yucatán. Otra peculiaridad en que se asemejan estas dos ciudades,  es la presencia e influencia de la colonia libanesa con su pan pita y el kibbe.

Empanadas de Cazón de
Galeón. Marisquería y Bar

Estar en Mérida me ha llevado a experimentar la mexicanidad de un modo curioso, quiero decir, no es Venezuela pero tampoco es el México que conocí en la CDMX -donde también viví un tiempo- ¡Es ser doblemente migrante!.  Por ejemplo, muchos de mis compañeros de labores yucatecos no saben qué es una  sincronizada: Tortilla de harina rellena con queso manchego y jamón a la plancha, adornado con pico de gallo; preparación común en la capital mexicana.

En las calles meridanas, unas que me fueron hasta hace poco totalmente desconocidas, se escucha música que me transporta en el tiempo, hasta mi adolescencia, sobre todo al ritmo de merengue, de verdad les digo, no es la misma música que se llega a oír normalmente en la capital del país.

Lo que para mí ha hecho mi estadía en esta península mexicana una vivencia única, es descubrir su gastronomía, el sólo hecho de que en las panaderías se pudiere comprar pan con queso y jamón para desayunar – a pesar de estar polvoreado con azúcar – ha sido una novedad.  Les recomiendo que si estás a penas llegando a estas tierras, no te quedes con el primer plato de sopa de lima, prueba en varios lugares o pide recomendación de un yucateco, porque no en todos los restaurantes la preparan bajo los modos que le dan el toque distintivo a los platillos de esta región.

Otra grata sorpresa es que algunos lugareños todavía hablan en lengua maya, es fascinante. He logrado conocer a muchos descendientes directos de la gran cultura Maya,  pero que no han heredado el lenguaje,  estos descendientes me contaban que sus abuelos o padres no quisieron enseñarles y luego ya ellas (os) siendo  adultos, no se habían interesado en aprender. 

La Mérida yucateca, diametralmente opuesta a la Mérida venezolana – en Venezuela existe el Estado Mérida con su capital con el mismo nombre –  merece seamos mejores ciudadanos para con ella, merece mejores gobernantes, merece que la tecnología se vuelque más a conservar la naturaleza y la gran cultura maya en búsqueda de soluciones sostenibles, les aseguro, que todo lo bueno que hagamos por la ciudad, ella nos lo va a devolver con mucho amor, porque ese amor, yo lo he sentido, tanto como he sentido su dolor por la pérdida de sus espacios verdes.  La energía de la ciudad todavía está viva, vamos a conectarnos con ella. 

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Mayerling Vera Merlo. Graduada en publicidad y mercadeo. Más de trece años como activista en materia de seguridad vial y DDHH. Reportera ciudadana – con experiencia en medios alternativos comunitarios de Venezuela. Escritora creativa. Amante y defensora de este hogar llamado planeta tierra.

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