Conectar con un momento desesperantemente triste, nos pasa a todos

PorKaren Del Ángel Gómez

20 de abril de 2023
Miserable displeased man has sick look, red swollen eyes, smirks face, suffers from conjunctivitis, seasonal allergy, poses against blue background. People, disease, health problems concept.

En los últimos años, muchos coaches, gurús, terapeutas y especialistas en salud, han hecho referencia al camino del héroe, basados en el famoso libro “El héroe de las mil caras” de Joseph Campbell. El enfoque es que cada uno sea héroe de su propia historia y enfrente sus propios desafíos, al final, regresas al mismo lugar en donde comenzaste, pero siendo una persona totalmente diferente, cambiada por la experiencia y aprendizajes del viaje recorrido.  

Es curioso que a lo largo de la historia y en distintas religiones, es común la espera de un salvador o héroe externo, quien es el ejemplo perfecto de las características deseables de un ser humano: la fuerza física y mental, la capacidad de compasión, las habilidades extranaturales y hasta la destreza y valentía. Incluso en comics y películas nos encontramos con una variedad de héroes.

En la vida real, aquellos considerados héroes tienen profesiones tales como médicos, abogados, policías y hasta bomberos. Estos últimos, conocidos en las películas porque siempre que hay alguien en el último piso de un edificio con intenciones de saltar, acude velozmente a intervenir y salvarlo. Milagrosamente la persona olvida sus problemas, sonríe y agradece al salvador haberlo regresado a la vida.

No quiero arruinar los momentos icónicos de Hollywood, pero ese tipo de situaciones están muy lejos de la realidad. Una persona con ideaciones e intentos suicidas viven la intervención de “salvar su vida” con violencia, decepción de sí mismos y fastidio. Es una persona que vive en un indescriptible estado de sufrimiento y desesperanza, que te digan que todo va a estar bien no va a sanar mágicamente las heridas del corazón.

Trata de recordar un momento donde hayas estado muy triste. La inmensa mayoría de los seres humanos podemos conectar con un momento desesperantemente triste, de dolor, con la sensación de vacío, pero en un periodo de tiempo determinado y específico. Las personas con ideaciones suicidas tienen este dolor profundo todos los días, todo el día. Se juzgan a sí mismos por sentirse así, su mayor deseo es salir del dolor, pero su mente, sus emociones, su cuerpo no les permiten salir del sufrimiento. Así que el cuento del bombero sensual diciendo frases como “la vida es hermosa” y que mágicamente todo se arregle, es totalmente falso.  

En 1996, la psicóloga norteamericana Elaine Aron publicó un libro sobre las Personas Altamente Sensibles (PAS), según sus investigaciones, este tipo de personas son más empáticas y al mismo tiempo, son más propensas a la sobreestimulación. De acuerdo con sus investigaciones, alrededor del 20% de la población tiene esta característica. ¿Qué significa esto? Que los PAS perciben el mundo de una forma muy intensa, lo cual es incómodo y por ello, tienen más cuidado con películas violentas, sonidos muy altos, entornos muy agresivos, y hasta luces fuertes o texturas muy duras. La mayoría de las veces son vistos como personas tímidas, cuando en realidad son precavidos.

Desafortunadamente, la alta sensibilidad es vista diferente en cada país, y se les percibe como personas débiles o demasiado vulnerables, fomentando así, una actitud poco paciente hacia las personas altamente sensibles. Ahora, en un mundo en su mayoría machista, por supuesto que un hombre sensible o PAS va a ser llamado marica, joto o maricón. Demostrando así, agresividad y violencia psicológica, emocional y hasta física a una persona que ya es sensible.

Mi primer ejemplo es sobre hombres porque el suicidio es más común a nivel mundial en hombres que en mujeres, principalmente en la edad de entre 15 a 29 años. La ONU realizó un estudio de este tema y los resultados fueron publicados en el año 2021, en donde se menciona que el suicidio toma más vidas que el SIDA, la malaria, el cáncer de mama, la guerra y los homicidios. Aproximadamente 703 mil personas cometen suicidio cada año, y por cada suicidio, hay aproximadamente, otras 20 personas están tentando contra su propia vida. El suicidio es un problema de salud a nivel internacional.

En México, de acuerdo con las estadísticas del INEGI, en el año 2021 se registraron 8,447 casos de suicidio. En Yucatán, en el año 2022 hubo 278 muertes autoinfligidas. En lo que va del año 2023, se han contado 65 casos de suicidio.

Las causas de suicidio son tantas como las preocupaciones de cualquier ser humano, que van desde la depresión y la ansiedad, como la falta de tratamiento médico para una enfermedad o problemas económicos. Es importante comprender que las ideaciones suicidas no suceden espontáneamente, sino que la tristeza, la ansiedad y la profunda desesperanza van dando señales sutiles de autodestrucción.

La ONU cuenta con una estrategia de prevención aplicable en diferentes países llamada Live Life, pero para funcionar, debe ser acogida e implementada por cada país. En la ciudad de México, desde el 2017, la Facultad de Estudios Superiores de Iztacala de la UNAM provee a profesionales de salud mental (funcionarios, docentes investigadores y alumnos) la enseñanza de tratamientos efectivos para atender estudiantes con emergencias psicológicas. El CREAS (Crisis, emergencias y atención al suicidio) es una estrategia aplaudida por la ONU e incluso llega a llamarlos “guardianes”.

En Mérida, y de acuerdo con fuentes estatales, de 106 ayuntamientos del Estado, solo 6 instalaron Consejos Municipales de Salud Mental para mantener la estrategia “Juntos y Juntas por la Salud Mental de Yucatán”, que se enfocará (así es, en tiempo futuro) principalmente en prevenir el suicidio. Incluso existe una app que se llama MeMind en donde después de contestar un cuestionario, son mostradas recomendaciones específicas a las necesidades de la persona.

Se cree que el mejor lugar al que pueden acudir aquellas personas con ideas suicidas o sobrevivientes de suicidio es el centro psiquiátrico, sin embargo, es una creencia equivocada, ya que las personas lejos de “curarse”, son mantenidas encerradas y sedadas, lo cual empeora la mayoría de las veces, su estado psicológico y emocional.

Cuando en una familia encontramos un hijo o hija con trastornos alimenticios, adicciones, bullying, depresión o ideaciones suicidas, tenemos que entender que es un indicador de que la dinámica familiar no es sana y es necesario encontrar los factores clave y cambiar desde hábitos, hasta creencias o costumbres. Este tipo de acciones son autodestructivas y es necesario que toda la familia vaya a terapia ¿De qué sirve que la persona que muestra el síntoma de la enfermedad familiar vaya sola, cuando todos tienen que cambiar?

De acuerdo con las estadísticas, es más común los intentos de suicidio en personas en cuyas familias ya hubo familiares que se suicidaron o intentaron suicidarse. Kurt Cobain, el famoso cantante y guitarrista de la banda Nirvana, sufría de condiciones médicas que le causaban dolor físico, tenía depresión, consumía diferentes drogas y el 8 de abril de 1994 fue encontrado muerto en su casa, a causa de un disparo autoinfligido en la cabeza y una nota suicida. En su familia tuvo 2 tíos que habían cometido suicidio disparándose a sí mismos. Es importante tener en mente, que el hablar de estos temas sin juicios y con apertura, abre conversaciones que nos permiten realmente conectar con nuestros familiares.

Cuando nosotros mismos nos mostramos vulnerables y mostramos nuestras emociones, damos el ejemplo a los hijos y ellos aprenden de sus padres a ser vulnerables sin temer los juicios, es entonces cuando la familia se convierte en un espacio seguro para abrirse y expresar verdaderamente lo que sentimos y pensamos.

Es importante entender que cada generación vivió su infancia, su adolescencia y su adultez, de manera diferente. En generaciones anteriores, era común decirles a las mujeres locas o a los sensibles “jotitos”. Ahora no hay justificación alguna para decir este tipo de cosas, debemos ser más responsables con nuestras palabras y mucho más curiosos para aprender sobre la inteligencia emocional y la salud mental. Los jóvenes de ahora, debido a la tecnología y las redes sociales están mucho más expuestos, cualquier error o humillación es grabada y publicada en redes, esto es abrumador para cualquiera, pero más, para las personas altamente sensibles.

Antes de intervenir o prevenir el suicidio en centros especializados, el primer frente es la familia.  ¿Qué podemos hacer? Puedo darte los consejos de especialistas, de centros psiquiátricos o de libros de psicólogos renombrados, pero prefiero mostrarte las observaciones de sobrevivientes de suicidio:

  1. Escucha (sin emitir juicios).
  2. Valida y respeta los pensamientos y emociones del otro.
  3. No interrumpas y cuida tu lenguaje corporal.
  4. Evita soltar el consejo. Escucha.
  5. Ofrece apoyo (no actos coercitivos)

Preguntas honestas como un simple ¿Cómo estás? O ¿Cómo puedo ayudarte? O una mirada de amor y decir “Aquí estoy si me necesitas” es suficiente para que sientan nuestro apoyo. Cabe mencionar que la clave para todo es la confianza. Ellos van a confiar en aquellos con quienes se sientan validados y reconocidos. Una vez que la persona se ha abierto a compartirse, se pueden proponer (no imponer) soluciones creativas junto con la persona.

Mayte Herrera, madre y fundadora de la Asociación” Que se escuche fuerte mi grito”, dice que las personas con ideaciones suicidas realmente no quieren morir, quieren terminar con su sufrimiento y el suicidio es una solución a ese problema.  Hablemos de suicidio, hablemos de los tíos, los abuelos que se suicidaron, de aquellos en el árbol familiar con problemas mentales. Hablemos en familia de nuestros miedos, de nuestras dudas, de sexualidad, del suicidio.  No hay nada de qué avergonzarse. Hay muchas cosas de las cuales hablar y variadas formas de comunicarse y decir las cosas: Elige siempre hablar de aquello que te da miedo hablar, de aquello que es importante y, sobre todo, elige siempre hablar desde un lugar de amor. Intervenir un suicidio es una forma activa de distraer el dolor, pero la escucha activa es una forma pasiva de evitar la muerte del que está en dolor. Karen Del Angel Gómez.

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