Quienes crecimos escuchando la música de Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Luis Eduardo Aute, Víctor Manuel y Ana Belén, así como de Pablo Milanés, ante su partida hoy nos sentimos un poco huérfanos.
Su vida inició en 1943 en Bayamo Cuba, pero fue La Habana quien lo abrazó los años posteriores y quien lo vio nacer como cantautor.
Amigo de Silvio Rodríguez, comenzó a su lado y junto a Noel Nicola el movimiento musical “Nueva Trova Cubana”, cuyas letras hoy en día siguen vigentes y sensibles ante una Latinoamérica que tristemente en muchas cosas ha cambiado poco, o quizá nada; esa América herida de la que habla Eduardo Galeano en su libro “Las venas abiertas de Latinoamérica”, fue retratada en algunas letras de Pablito Milanés, como lo llaman cariñosamente en su natal país, canciones como “Yo pisaré las calles nuevamente”,
“No vivo en una sociedad perfecta” y “Amo esta isla”, son esencia viva de un continente efervescente y pujante que encontró en la trova un lenguaje musical único, imprescindible.
Sorpresas de la vida, no fue su amada Cuba la que lo vio partir. Falleció este 22 de noviembre de 2022 en España, dejando a quienes encontramos sentido y alegría en su música, múltiples razones para homenajear su legado. Alrededor del mundo miles de personas lo despiden coreando sus letras de amor más significativas, melodías que están firmemente tatuadas en la memoria musical de muchos.
Cuántas y cuántas veces debió ser dedicada “El breve espacio en que no estás”, por amores ardientes y anhelantes que preferían decirle al amante “te prefiero compartida, antes que vaciar mi vida…”, cuántos intérpretes han hecho suyas canciones entrañables como “Yolanda” cuya belleza de letra y música conmueve emotivamente a quien escucha atentamente los primeros acordes, seguidos de “Esto no puede ser más que una canción, quisiera fuera una declaración de amor…”
Nos queda la música de Pablo, para acariciar el alma, nos quedan sus letras, su paso por el mundo, un mundo que hoy lo despide, agradecido por su paso en él, iluminándolo con su plenitud artística. Eternamente Pablo.