Rosely Quijano, antropóloga especializada en Lingüística y Literatura por la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) nos explica para Vive Mérida que las bibliotecas actuales, ya no se tratan de un espacio silencioso y exclusivo para la lectura como lo eran antes, sino que se han convertido en lugares de uso común para la ciudadanía, como lo son también los parques.
En estos sitios comunes, ahora no reina el silencio, sino la oportunidad de crear actividades diversas que fomenten la cultura y el arte, más allá de la consulta en los libros del establecimiento.
Los principios y reglas que caracterizaron por muchos siglos a las bibliotecas como espacios de absoluto silencio se han modificado
RQ
Desde su visión, otros países han logrado esto, transformándose a las nuevas necesidades de las personas que asisten a ellas, integrando las tecnologías, así como ofreciendo talleres, cursos, presentaciones de libros.
Precisa Quijano:
Las bibliotecas de hoy Deben contar con conectividad a internet porque es una de las principales necesidades de los usuarios”; pero continúan siendo esenciales, a pesar de la existencia del Wi-Fi u otras tecnologías, porque “albergan la memoria histórica y son el principal recinto de acceso a la información, un derecho universal, y el acceso y difusión del conocimiento; así como al arte, la cultura, las ciencias y la tecnología.
RQ
Y, aunque gracias a la tecnología y la existencia de dispositivos móviles, hay muchos libros que pueden leerse mediante estos, e incluso existen apps para bibliotecas digitales, no pueden sustituir al espacio físico, y apunta: “Estas no sustituyen a las bibliotecas, son un complemento”.
Destaca que ya existen muchas bibliotecas que actualmente ofrecen el acceso a plataformas digitales; sin embargo, las y los usuarios continúan asistiendo al establecimiento porque, aunque la tecnología facilita el acceso para la consulta y lectura de libros, el espacio físico contiene un acervo bibliográfico más amplio, ya que no todos los libros están digitalizados.
En una biblioteca, alcanzan todas las personas, pero también las ideologías, creencias, etcétera, por eso considera que este es un recinto donde converge el saber y el conocimiento, convirtiéndose en un sitio fundamental para las sociedades.
Entonces, surge la necesidad de acercar a la gente a las bibliotecas, pero ¿qué pasa con esto en Yucatán específicamente? Para la especialista en lingüística y literatura, la baja asistencia que hay a las 160 bibliotecas del Estado se origina en la falta de condiciones adecuadas en la infraestructura (incluyendo que no tienen Wi-Fi), así como la desactualización en su acervo.
En otros países las bibliotecas no han dejado de tener visitas y usuarios, sino al contrario, pero es porque han integrado la tecnología y ofrecen muchos servicios a sus usuarios, como por ejemplo, espacios para reuniones de trabajo, pero también para descanso (sillones cómodos y zonas dentro y fuera de la biblioteca para relajarse y socializar), cafeterías, auditorios, acceso a computadoras con internet, centro de impresión, de digitalización, espacios para exposiciones, bazares, y mucho más.
RQ
Por eso, le parece vital que, para impulsar la asistencia, inviertan en mejorar las condiciones y actualización de los acervos, para entonces sí, realizar programas de actividades.
Además, recuerda que si estás buscando información muy específica con respecto a la historia del Estado, es posible que el mejor lugar para documentarte sea una biblioteca, donde encontrarás incluso anuarios estadísticos, mapas y otros documentos que no han sido digitalizados.
¿Has ido a la biblioteca?
En Yucatán, existe la Red Estatal de Bibliotecas que —hasta antes de la pandemia— contaba con 160 recintos de esta índole; además, algunas bibliotecas, como la Biblioteca Central Estatal “Manuel Cepeda Peraza”, también pertenecen a la Red Nacional de Bibliotecas Públicas.
A pesar de la cantidad de bibliotecas que existe, no suelen ser muy visitadas, por los factores ya previamente mencionados; aunado a esto, hay obstáculos que detienen al momento de querer sacar libros de estos lugares, ¿lo has intentado?
En la biblioteca Manuel Cepeda Peraza, para poder llevarte un libro a casa, tienes que llenar un formato que, en apariencia, es sencillo… Pero también necesitas llevar cierta documentación y hasta la firma de un aval.
Claro, esto se trata de la protección al material; pero ¿qué pasa con la accesibilidad al mismo? En el caso de esta biblioteca, lo primero que tienes que hacer es tramitar tu credencial, esto requiere de dos fotos tamaño infantil, un comprobante de domicilio, tu identificación oficial y los datos de un aval (mayor de 18 años, con su firma y copias de su identificación).
El libro que decidas llevarte, solamente lo puedes tener durante una semana y puedes renovar —asistiendo de nuevo— en dos ocasiones; es decir, podrás conservar el libro durante tres semanas máximo.
Algunos libros son únicamente de consulta y no pueden sacarse de la biblioteca, pero la encargada indica que nada de lo que está en la biblioteca está digitalizado.
Esta biblioteca, justo como lo describe la especialista, cuenta con una infraestructura que no se ajusta a las necesidades actuales; aunque sí tiene Wi-Fi, las sillas y el inmobiliario no cumple con la característica de comodidad esperada para motivarte a asistir, tampoco cuenta con aire acondicionado o condiciones que inviten a quedarte por mucho tiempo, ni mucha tecnología.
Por ejemplo, podrían utilizar la tecnología incluso para el trámite de tu credencial y acortar los obstáculos para llevarte libros a casa, pero esto no ocurre —al menos hasta ahora—.