Vapear o no vapear ¿Quién decide: las autoridades o el consumidor?

El pasado 25 de mayo la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) confirmó la prohibición absoluta para importar y comercializar cigarrillos electrónicos o vapeadores en todo México, incluido Yucatán, mientras que, la Segunda Sala declaró constitucional la fracción VI del artículo 16 de la Ley General para el Control del Tabaco, que prohíbe la venta de “cualquier objeto que no sea un producto del tabaco, que contengan algunos elementos de la marca o cualquier tipo de diseño o señal auditiva que lo identifique con productos del tabaco.

Sin embargo, Alvar Cetina propietario de “Vaper Clown”, tienda de vaporizadores en Mérida, manifestó que han sido clausurados por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios COFEPRIS, por orden del gobierno federal sin haber un estudio previo por parte de la dependencia, afirmando que les están quitando el derecho al libre comercio a quienes se dedican a la venta de los llamados cigarrillos electrónicos o vapeadores que simulan el acto de fumar.

Alvar Cetina / Foto Cindy Sosa

Estudios demuestran menor riesgo

“En países de Europa ya han hecho muchos estudios donde existen numerosos documentos donde se comprueba que los vapeadores son 95% menos dañinos que el tabaco, entonces lo que nosotros estamos proponiendo al gobierno federal es que recapacite y se puedan regular estos productos, donde se puedan pagar aranceles, de forma tal que la decisión quede en el consumidor.” externó.

No obstante, en su resolución los ministros argumentaron que los vapeadores son un producto que puede inducir al consumo de cigarros reales, por lo cual su utilización debe ser desincentivada, pues afirmaron que, puede constituir una manera novedosa y atractiva para los jóvenes a quienes  considerar de manera más fácil y accesible incluir, dentro de su consumo habitual los productos que si son de tabaco.

Foto Cindy Sosa

Clandestinidad y recaída

Por lo que Cetina indicó que, al contrario de lo planteado por los ministros, este es un elemento que ayudada a reducir el consumo de la nicotina y quitar el mal habito del tabaco, afirmando que, debido a la prohibición y a la demanda que hay, las personas están buscando en el mercado negro o comprar “bajo el agua” el producto, de igual manera haciendo que muchos regresen al cigarrillo por la ansiedad.

“Se están vendiendo de forma clandestina, estos no tienen una regulación, les venden a menores cantidades de nicotina, no es lo mismo que se fume un cigarro a que se fume una cajetilla. Nosotros tenemos que saber cómo regular que tanta nicotina se le debe agregar al saborizante, por eso es muy importante que se regularice para que nosotros paguemos nuestros impuestos, prohibirle la entrada y venta a menores de edad, pero sobre todo tener un control 100 por ciento responsable, ver que los saborizantes sean de grado alimenticio, que vengan avalados por la Administración de Alimentos y Medicamentos FDA de Estados Unidos, es decir que sean totalmente de grado alimenticio, evitando riesgos que puedan hacerlos caseros o comprar unos que no sepan realmente que puedan contener y de ahí si venga el peligro de utilizar los dispositivos” detalló.

Vapear o no vapear

Si bien es cierto que este tipo de sustancias, no son recomendables para la salud, también es cierto que el consumidor es el que tiene la última palabra, y sí hoy se quiere tapar el pozo, una vez caído el niño por el bien común, resulta injusto para un mercado que se ha venido desarrollando en este sentido, al propio tiempo que se merma la libre elección de la población sobre sus hábitos de consumo sobre un producto que ya venía consumiendo.

Por otro lado, las autoridades, deben llegar a una mediación entre consumidores y empresarios del sector, y amonestar cuando no se cumplan las normas, pero al final es más fácil prohibir que mediar, y considerar a la población incapaz de tomar sus propias decisiones y asumir sus consecuencias.

El vapear o no vapear es una decisión del consumidor, el problema se parece al tema de los alimentos chatarra, que al final el gobierno resolvió con un etiquetado de advertencia. Se insiste es el consumidor el que decide.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *