Mié. Jul 9th, 2025

Transporte escolar en Mérida: una deuda social que urge saldar

Mérida ha dado grandes pasos en materia de movilidad urbana: la modernización del transporte público, la creación del sistema Va y Ven con unidades  híbridas y eléctricas, y la introducción del BRT eléctrico Ie‑Tram son muestras claras de ello. Sin embargo, a pesar de estos avances, existe una brecha significativa en el acceso al transporte escolar, un aspecto casi invisible en la agenda pública y de creciente urgencia.

1. Menores en riesgo y congestión vial

Como señala Cicloturixes, durante días de descanso o pandemia, Mérida recupera fluidez vehicular. ¿Por qué? Porque casi el 20 % del tráfico diario responde al traslado escolar en vehículos particulares El problema es doble: aumenta la exposición de niñas y niños al riesgo vial, y detona congestiones en las zonas escolares más transitadas.

2. Beneficios comprobados en otras ciudades

En zonas urbanas como Guadalajara, el transporte escolar concentra un porcentaje importante de los viajes. Y promoverlo reduce tráfico, contaminación y mejora la puntualidad . Mérida, pese a su tamaño menor, puede replicar estos beneficios. Además, en Yucatán ya existen experiencias exitosas: municipios como Peto o Tekax ofrecen servicio gratuito para estudiantes Esa experiencia debe replicarse y ampliarse.

3. Equidad y acceso a la educación

El transporte público en Mérida ha mejorado, pero aún tiene deficiencias: flota envejecida, alta antigüedad de unidades, escaso acceso para personas con discapacidad y cobertura limitada en zonas periféricas El transporte escolar aseguraría a estudiantes de zonas vulnerables una vía segura, digna y confiable para llegar a sus escuelas.

4. Políticas públicas integrales necesarias

Para diseñar un sistema de transporte escolar, se requiere actuar en varios frentes:

  • Marco normativo: incluir rutas escolares dentro de la ley estatal de transporte, con certificación de unidades, conductores capacitados y estándares de seguridad (cinturones, arneses, mantenimiento)
  • Financiamiento público: promover alianzas entre gobiernos, escuelas públicas y privadas para subsidiar el sistema.
  • Participación ciudadana: involucrar a padres, docentes y estudiantes en el diseño de rutas y frecuencia; esto fortalece la pertinencia de las políticas.
  • Complementariedad modal: alinear con estrategias de movilidad activa. Para estudiantes que viven cerca, fomentar caminar o ir en bicicleta, mejorando infraestructura cercana .

5. Impacto positivo para todos

Implementar transporte escolar no solo favorece al alumnado; también disminuye congestión vial, reduce los gases contaminantes en horas pico, y mejora el rendimiento escolar. Para madres, padres y docentes, representa ahorro económico, tranquilidad y menor estrés.

Mérida ha avanzado con el Va y Ven y el Ie‑Tram. Pero su transporte escolar sigue siendo un vacío pendiente. Es necesario reconocerlo como un tema de salud pública, bienestar social y justicia educativa. Políticas integrales, participativas y bien financiadas pueden transformar la experiencia cotidiana de miles de estudiantes y sus familias, al tiempo que fortalecen la movilidad sostenible.

Con voluntad política, coordinación interinstitucional y perspectiva de equidad, Mérida puede dar el paso decisivo hacia un sistema de transporte escolar efectivo y justo. Es hora de impulsarlo: el futuro de miles de niños —y de la ciudad— lo exige.

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