Fue por ahí de octubre de 2022 cuando anunciaron que el Gobierno del Estado, en conjunto con el Ayuntamiento de Mérida, realizaría el “Corredor Gastronómico”; este fue inaugurado en noviembre del año pasado, sin embargo, las afectaciones por los trabajos de la obra, continúa.
En la tienda de artesanías Artis Manus, ubicada en la calle 60 entre 53 y 51 del centro, dio a conocer Diana Ruíz Arteaga, está atravesando muchas dificultades debido a los trabajos que realizan por el corredor gastronómico y la remodelación de la Plaza Grande.
“Cerramos la tienda como dos meses” porque era imposible transitar en la zona e incluso ponían en peligro a quienes caminaban por allí. Colocaron tablas que se movían y que al pisarlas de un lado se levantaban de otro.
Actualmente ya está abierta la calle 51 (y la tienda), sin embargo, volvieron a romper la calle, hay grúas, escombro, escarpas que no están listas, entre otros obstáculos que limitan el flujo de gente en la zona.
“Creo que estuvo muy mal planeado”.
Toda la problemática causada por las obras del corredor gastronómico comenzó desde ya hace casi un año y, por eso, su única exigencia es que ya terminen las obras; “es una vergüenza que hayan inaugurado la calle 47 porque da a La Plancha, pero la 60 sigue hecha un desmadre”.
Hasta ahora, estima, han perdido alrededor de 80 mil pesos, especialmente por las ventas que no pudieron realizar en temporada alta; por ejemplo, en diciembre.
En esta tienda de artesanías venden accesorios de joya, macramé, joyería y accesorios de piel, artículos de oro, entre otros, trabajo que no corresponde a una sola persona, sino por varias artesanas y artesanos locales.
Por ello, las afectaciones no solamente recaen en una familia, sino en seis y la situación que viven, señaló Diana, es insostenible.
“Lamentamos mucho que algunos negocios hayan tenido que cerrar, que se haya despedido gente y que no queremos que eso nos suceda a nosotros”.
Otra de las situaciones es que se han quedado sin luz e internet, servicios que también afectan directamente a los negocios de la zona.
Amar Mid, otra tienda de productos artesanales —ubicada en Santa Lucía—, también ha vivido estas afectaciones; la propietaria del negocio, Andrea xxxx, señala que allí colaboran 25 artesanas, por lo que la falta de ventas ocasionada por los trabajos en las calles del centro está impactando en todas ellas.
Apunta que los conos por todo el centro han cambiado mucho la movilidad en el centro, haciendo que la gente no pueda detenerse a los locales de la zona.
“Desde marzo empezamos a ver la afectación, en abril fue perdida de inversión, empleados, reducción de horario, incluso económicamente porque no hay donde estacionar, los clientes ya no llegan, los extranjeros ya no pasan por el polvo y la calle imposible”.
Su única petición es que ya retiren los conos para que la gente pueda acceder a los establecimientos, pues debido a esta situación incluso ya se encuentra endeudada en el intento de mantener su negocio.
Jorge Luis López del Castillo, propietario de Las Rellenas de la 60, también expone su situación actual debido a los trabajos en las calles del centro, siendo que sus ganancias han disminuido alrededor de 66 por ciento.
Desde su visión, una de las problemáticas más grandes ha sido la falta de comunicación sobre los trabajos, pues la ciudadanía desconoce cuándo están abiertas o no las calles, al nivel de que ya prefieren evitar el centro histórico.
“Si tú tienes la capacidad de poder intervenir tu centro con esa cantidad de presupuesto, pues creo que lo que podrías trabajar mejor serían los avisos o la comunicación entre tus afectados que después van a ser tus beneficiados, pero que son tus gobernados”.
Falta una perspectiva de derechos humanos en el servicio público, destaca.
Considera que, para tomar decisiones como esta, debieron contemplar que los negocios estaban en plena recuperación tras la pandemia por COVID-19, pues les están trayendo afectaciones colaterales.
“Esto ha sido para nosotros, en Las Rellenas, más complejo que la pandemia”.
El problema económico ha sido tal que incluso han considerado cerrar las puertas de la paletería; aunque solamente cerraron la calle 60, a la altura del negocio (entre 43 y 45), durante un mes las personas de Mérida evitan ir a esa zona por las obras y las personas que vienen de visita no pasan por el polvo u otras afectaciones propias de las obras.
A esto suma que los servicios de agua, luz y recolección de basura han estado faltando, particularmente señala que suelen quedarse con la basura en la entrada porque los trabajadores al ver cerrada o con obstáculos la calle, no pasan por ahí.
Además, tienen bajones de electricidad, ha habido fugas como consecuencia de los trabajos, entre otras problemáticas que, considera, pudieron preverse o al menos avisar a la ciudadanía sobre los escenarios posibles para prepararse.
“Estas obras de rehabilitación son una inversión que le dan una nueva vista, que le dan una nieva calidad por decir así, al centro; eso incrementa los costos de una manera estratosférica, las ventas se suben al doble”.
Esta situación ya ocurre en la calle 47, donde está ubicado el Corredor Gastronómico, por lo que mira que sucederá también en todas las demás zonas que están rehabilitando; sin embargo, ese será un tema a futuro, aunque a corto plazo, pero su interés actual es que resuelvan lo que está ocurriendo con las obras.
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