Nuestro optimismo fue prepotente, altanero e ingenuo…
La necesidad de creer nos cegó, lo veíamos venir y lo ignorábamos, como cuando te cierras el pantalón a presión, aguantando la respiración, con tal de no aceptar que esos kilos de más… Sí existen.
Y no es que hayamos perdido, simplemente… No ganamos.
Como sociedad, estamos tan mal que el camino correcto continuará siendo contracorriente. En verdad deseo que no tengan que pasar 70 años para que vuelva la alternancia democrática, pues con esta “elección” regresamos a ese aciago tiempo en el que un solo partido hacía y deshacía, a placer y conveniencia, el derrotero de nuestro País.
No tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas, de que la añeja Maquinaria Electoral entretejió tras bastidores el resultado de estas votaciones, aplicando usos y costumbres que, supuestamente, estábamos en proceso de erradicar.
El Dinosaurio sigue ahí, solo cambió de color… Y de Partido.
Si a esto le sumamos lo que tampoco podemos ignorar, ni minimizar, que hay un importante número de mexicanos que le apostó a la continuidad, se entiende el triunfo arrollador de Morena en estos comicios. Este selecto grupo, al que por lo visto le es más fácil perdonar a los corruptos que a los idealistas, está más nutrido y posee más fuerza de la que podíamos, y queríamos, creer. Lo que no tomaron en cuenta, es que el Poder Absoluto envilece absolutamente a quien lo ostenta. Y como dice la canción; si le das más poder al Poder, más duro te van a venir a coger.
No cabe duda que este es Un Mundo Raro, en el que las Ovejas votaron por el Lobo…
@jmpumarino
José María Pumarino, escritor, cineasta. Leyendo aprendí a perderme, escribiendo a encontrarme.
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No es que “perdonaran” al corrupto, es que es más fácil estirar la mano para recibir las migajas que el gobierno les da. Muy decepcionante que le apostaran a la continuidad de la destrucción y el retroceso; y qué repudio esos cuarenta millones que se abstuvieron de elegir.