Mié. Abr 30th, 2025

Midorexia, el verdugo de la experiencia

Un término de la prensa para definir ese deseo universal capaz de atraer un conflicto serio.

Tener la primera cana puede ser un momento traumático para hombres y mujeres por igual.  Aunque desde la infancia se tome conciencia de que la vida es finita, el trajín de la rutina parece bloquear ese pensamiento hasta que, un buen día, alguien se descubre en el espejo con los cabellos blancos o con arrugas en el rostro —las llamadas patas de gallo— y lo asume como un cruel recordatorio de que el final se acerca.

Nada más alejado de la realidad actual, pues mientras el encanecimiento comienza alrededor de los 35 años, la esperanza de vida en México ha aumentado considerablemente en el último siglo, pasando de los 34 años en 1930 a los 75 años en 2019, lo que significa que, para la mayoría de los mexicanos, esa primera cana aparecerá cuando todavía no hayan llegado siquiera a la mitad de su vida.

La idea de que exista una auténtica fuente de la eterna juventud se vislumbra tan atractiva, que ha sido retomada por algunas películas, como la inolvidable Cocoon, de 1985 o la divertida Enredados, de 2010, en donde Disney sustituye el agua milagrosa por una flor dorada alrededor de la cual gira toda la trama.

Un deseo universal: conservar la lozanía que, sin embargo, puede convertirse en una verdadera obsesión, algo que en el año 2016 fue bautizado por el periódico británico The Telegraph como midorexia, definida como la necesidad de los adultos -principalmente de los mayores de 50 años- de lucir más jóvenes a cualquier costo.

Los modelos, actores, políticos, monarcas y otras figuras públicas son propensos a sufrir midorexia, por lo que se someten a numerosas cirugías estéticas, así como a pseudotratamientos de rejuvenecimiento que, en vez de beneficiarlos, les perjudican y no solo a ellos, sino a quienes les imitan gracias al poder persuasivo que les da la fama, misma que silencia las voces de los investigadores que advierten sobre el peligro de replicarlos. 

Acupuntura con abejas, inyecciones con sangre de personas más jóvenes y beber la propia orina, son algunas de las prácticas sin sustento científico que se han popularizado con ayuda de las redes sociales y que representan un riesgo para sus seguidores. 

Mantenerse saludable: cuidar la alimentación, realizar actividad física, fijarse nuevas metas, desarrollar otras habilidades o aficiones, es positivo en cualquier etapa de la vida, pero empeñarse en aparentar una edad distinta hasta el punto de hacerse daño, es subordinar el bienestar propio al juicio de los demás.

Quizás el origen de ese rechazo de la edad real está vinculado con la concepción negativa sobre el envejecimiento que permeó en el mundo durante mucho tiempo; hace apenas unas décadas que la senectud dejó de estigmatizarse como un periodo de inactividad o aislamiento, donde los ancianos eran juzgados incapaces de aceptar nuevas ideas, manejar herramientas tecnológicas, volver a estudiar, conseguir un trabajo o enamorarse.

Películas como Elsa y Fred, El pasante, Up o Las chicas del calendario han contribuido a romper dichos estereotipos y mostrar una imagen positiva de los adultos mayores como poseedores del autoconocimiento necesario y de la estabilidad tanto emocional como económica para vivir plenamente, disfrutar cada momento y sacar provecho a su madurez.

Aun cuando la palabra acuñada por la prensa del Reino Unido y proveniente del prefijo ingles mid o mediana (edad) y del sufijo griego orexia: deseo o apetito, no ha sido avalada clínicamente, la midorexia amenaza con destruir el camino construido, al convertirse en una especie de verdugo de esa experiencia que las personas de avanzada edad poseen a manos llenas y que resulta muy útil para las generaciones venideras.

Más allá de las miles de visitas que recibe a diario el Parque Arqueológico Fuente de la Juventud, ubicado en San Agustín, Florida, donde por 18 dólares (equivalentes a 325 pesos mexicanos) se puede beber un sorbo del supuesto manantial mágico, el verdadero secreto de la mocedad tal vez consiste en mantener joven la mente e incansable el espíritu, pues según el escritor alemán Georg Christoph Lichtenberg: «nada nos hace envejecer con mayor rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos».

Finalmente, cumplir un año más es la prueba innegable de que se está vivo… así es que a soplar cada velita con el orgullo de todo lo que se ha gozado o vencido y a seguir aquel dicho: no te lamentes por envejecer, es un privilegio negado a muchos, un regalo divino.

Otras frases célebres sobre la vejez

«Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena» (Ingmar Berman)

«Cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer una cosa, procuro hacerla enseguida» (Pablo Picasso)

«Una bella ancianidad es, ordinariamente, la recompensa de una bella vida» (Pitágoras)

FUENTES: Mini skirts and eternal beauty the rise of midorexia en The Telegraph, Mundifrases.com

One thought on “Midorexia, el verdugo de la experiencia”
  1. Excelente reflexión!!
    Desconocía el término pero en definitiva, creo uno debe «envejecer» con dignidad y estoy totalmente de acuerdo en q la eterna juventud no está en el físico, sino en la actitud😃

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