Dom. Sep 28th, 2025
¿Qué pasa cuando los fraccionamientos se convierten en "micro ciudades" y cuentan con todos los servicios al interior? Esta es la pregunta base que resuelve Metrópoli MID al señalar que el crecimiento de la ciudad con esta estructura provoca el aislamiento detrás de bardas y vialidades pensadas para automóviles, rompiendo con la continuidad urbana y la conexión con el resto de la ciudad.

Este tipo de fraccionamientos, ubicados generalmente en la periferia de la ciudad, desde su construcción quedan relegados y es precisamente por ello que suelen contar con el objetivo de ser autosuficientes al interior.

En la actualidad, incluso desde que presentan un proyecto inmobiliario de la periferia, uno de los principales «atractivos» o «amenidades» como las nombran las constructoras, es que para ingresar se cuenta con bardas y accesos controlados; lo que también se traduce en vialidades que priorizan a los autos.


«Esta lógica de diseño rompe con la estructura tradicional de ciudad continua y conectada, al generar espacios urbanos que no dialogan con su entorno inmediato», Metrópoli MID.


Ya desde el 2015 Marco Tulio Peraza Durán, doctor en arquitectura de la UNAM, hablaba del tema en su artículo Los inicios de la modernización en Mérida, Yucatán:

"El desarrollo periférico de Mérida que implicó la modernización de este período trajo también consecuencias en la organización del espacio y asentamiento de los sectores de población. De un asentamiento socioeconómico segregacionista".

Así, en la actualidad, Metrópoli MID señala que dicha segregación o desconexión se hace evidente en el servicio de transporte público, pues las rutas no consideran conexiones efectivas con el resto de la ciudad, siendo que para ir a (casi) cualquier lugar se necesitan por lo menos dos camiones, orillando a la gente a utilizar un coche como medio de transporte.

Pero esto no es algo nuevo, en el mismo artículo de Peraza Durán, señalaba que entre los años setentas y ochentas Mérida creció de 6 mil 308 hectáreas a 13 mil 522, más del doble que en toda su historia. Es decir, ya desde aquel momento se sostenía este interés por la explotación inmobiliaria.

Señalaba entonces que el problema fue tan evidente que incluso se creó la Comisión Ordenadora del Suelo (cousey), involucrando al gobierno estatal para controlar la dotación de las tierras y el uso que tendrían las mismas.

Sin embargo, «lo anterior no evitó únicamente el crecimiento desordenado y el ritmo de crecimiento urbano de ciudades como Mérida, sino que posiblemente lo agravó dado que lo hizo más eficiente y funcional para el mercado del suelo y la industria inmobiliaria».

Lo que comenzó en aquel entonces hoy se refleja en fraccionamientos aislados, donde el transporte público no toma en cuenta las distancias ni los tiempos de traslado. A esto se suma la construcción de muros y controles de acceso que, lejos de integrar, han profundizado la desconexión.

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