Es una reunión de amigos se ha prolongado hasta dar hambre, y uno sugiere “¿qué tal unas pizzas?” y todos dicen: “si hacemos la coperacha”, pero Alfredo dice: “No amigos yo pago”, eso pasó, no una, ni dos veces, sino muchas veces, siempre él pagaba, y no eran cuentas de bajos montos, llegaban a veces a ser hasta los 3 mil pesos, pero todos felices de ser invitados, hasta que un día uno de sus amigos le preguntó: “Oye ¿por qué siempre pagas tú?a lo que Alfredo responde: “me vendieron por 500 pesos una lista que trae números de tarjetas de débito y crédito con números de seguridad y con ello pago en línea.

Los timos a los adultos mayores

Son las 6:17 de la tarde cuando le llaman por teléfono a Marcela, ella tiene 78 años, y el tiempo ha hecho sus estragos con su memoria, y su sentido de alerta, incluso no cree todo lo que le cuentan sus hijos y sus nietos de cómo llaman a las casas para sacarle a los adultos mayores los datos de sus tarjetas de crédito y débito.

La brecha digital, también llamada brecha gris, es un tema que deben atender las instituciones bancarias, en función de tener los mecanismos necesarios para proteger a este grupo de la población.

La llamada era para decirle que su Banco quería corroborar sus datos porque hay cargos que no reconoce la institución, que les dé el número de su tarjeta de débito y el número de seguridad, Marcela no atina a saber cuál es el número de seguridad, pero el que llama le explica “son los últimos tres números que están en la parte posterior de su tarjeta, junto a su firma.” Marcela cae.

A la mañana siguiente Marcela va de compras con su amiga Gloria, le quiere invitar un café, como en los viejos tiempos de estudiantes y ¡desagradable sorpresa! Su tarjeta no pasa, ella se pregunta ¿Cómo puede ser, si ayer me depositaron la pensión? y el mesero con cara burlona, pues no pasa, termina pagando Gloria.

Después del incidente, van al Banco, Marcela pide un estado de cuenta, y aparecen cargos en Amazon, Mercado Libre, Shine, Despegar, no sólo era la pensión el dinero que había en la cuenta, también sus ahorros para cualquier imprevisto, pero sobre todo estaba juntando para comprarle una computadora a su nieta que va entrar a la Universidad, y mientras que Alfredo y sus amigos comían y tomaban cervezas, Marcela horas en el banco pelando en el banco por los cargos no reconocidos.

Los datos

En días pasados con motivo del Día de los Abuelos, según la Guardia Nacional, en información publicada en el periódico El Economista, el 62.7% de los delitos que reportan los adultos mayores, con respecto a sus tarjetas de crédito, débito y nómina están relacionados con el comercio electrónico, transferencias electrónicas, y disposiciones en cajeros automáticos, lo que pone a este grupo poblacional en una zona vulnerable. Al propio tiempo que los Bancos, cada vez ponen más candados para evitar este tipo de delitos, en el tema del comercio electrónico, el tema no va a la celeridad que se requiere, ni tampoco cuentan con mecanismos o políticas que ayuden a solucionar este problema a los adultos mayores de manera expedita.

Finalmente, una situación como la de los amigos Alfredo, los hace delincuentes a todos, porque “tanto peca el que se come la vaca, como el mata la vaca.” Hay situaciones que no son normales a veces en los comportamientos de nuestros allegados, y una pregunta oportuna ante una situación atípica, nos puede salvar de ser cómplices de una maraña así.

En un mundo ideal, se debería denunciar a Alfredo por poseer esa lista, investigar quién se la vendió hasta dar con los delincuentes, pero bastaría con no celebrarlo, no ser parte de su juego, lo que de momento sería un buen principio.

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