La noche que no existió, teatro que invita al “voyerismo romántico”

Para quienes fuimos convocados por la admiración y el cariño que tenemos a la extraordinaria actriz Silvia Káter y su siempre impecable trabajo interpretativo, disfrutamos además de la pasión creadora del director de esta puesta en escena, Nelson Cepeda, y de la construcción tenaz de un atractivo y vivaz William Shakespeare por el actor Alfonso García.
La invitación al “voyerismo romántico” de una noche que jamás existió (o quizá sí) nos envolvió lentamente desde que fuimos seducidos por la danza hechizante que apertura nuestra visita a la alcoba real de Isabel I Reina de Inglaterra, hija de Ana Bolena y Enrique VIII.

La seducción escénica inicia como muchas de las grandes e inolvidables noches se inauguran, bebiendo vino, mirándose a los ojos. A partir de ese momento la mirada del espectador que se antoja imaginar sucedía a través de la cerradura de la puerta, les acompaña por un recorrido teatral que nos hace testigos del juego de roles que ambos personajes transitan en la búsqueda de una respuesta: ¿qué es el amor?

La necesidad de Isabel de conocer sobre la fuerza poderosa del amor y el haber elegido a Shakespeare como guía para indagar en ello, es la fascinante inspiración que impulsa a Humberto Robles a una exquisita dramaturgia que incluye las parejas clásicas hombre y mujer, pero también la mirada extendida a las parejas que existen y se aman con la misma (o a veces más) intensidad y reciprocidad, parejas homosexuales que se abrazan y funden, que se constituyen y desean, construyendo caleidoscópicamente el mapa del amor que tanto necesitaba comprender la “Reina Virgen”.

El redondo hechizo nos llegó a envolver a espectadores inquietos y entusiasmados que vimos en su encuentro y en su búsqueda, un fragmento de nuestra propia humanidad indagando incansablemente en aquello que nos mueve y fragiliza.

Borba Teatro y sus miembros nos dejaron vivir gracias a La noche que jamás existió de Humberto Robles, un fragmento de tiempo donde nos permitimos la fantasía que nos aleja de la cotidiana y a veces avasallante rutina, para rebosar nuestras miradas con imágenes perdurables y gratísimas.

Se agradece enormemente que existan noches como la de este 8 de enero del 2023, donde celebramos al teatro vivo, al amor existente, a la ficción y a la creatividad escénica que engalanan los festejos de nuestra Mérida que ama y se desea libre para amar.

Fotos cortesía de Méridafest

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