Hoy eres asegurable … mañana quién sabe. 

Este tema quizá es una de las partes más difíciles de mi trabajo en muchos aspectos. Es muy penoso recibir malas noticias por parte de la gente que en su momento atendiste y hoy cargan con un problema de salud en el núcleo familiar. Es mucho más doloroso saber que esa persona que tuviste enfrente contándote de sus sueños e inquietudes, hoy ya no está. Es desalentador cuando alguien te busca pidiendo ayuda debido a un padecimiento o accidente, e informarle que ya no hay forma de cubrir su necesidad.     

Lo que a mi realmente me ocupa, y que se ha vuelto mi pasión y vocación, es hacer comprender a la gran mayoría posible de mexicanos, la fortuna que corren al gozar de salud el día de hoy y que los convierte en candidatos perfectos para poder asegurarse. No es necesario que los siniestros forzosamente tengan que ocurrir para entonces actuar, cuando gran parte de nuestra responsabilidad es prevenir. Y como dice el dicho: mejor prevenir que lamentar.    

En el sector asegurador, es necesario cumplir con una serie de condiciones para poder tener una póliza de seguro, ya que los seguros son contratos de adhesión y no es posible cambiar las cláusulas de estos. Como su nombre lo indica: nos adherimos a ellos. Sin embargo, como en todo, existen excepciones que nos permiten asegurarnos aun cuando no gozamos de salud al 100%.    

Estas excepciones son las famosas preexistencias. Son una muy buena noticia para aquellos que ya tienen un padecimiento, pero para nosotros los agentes pueden significar un gran dolor de cabeza.    

Las preexistencias, como su nombre lo indica, son todos aquellos padecimientos que han sido diagnosticados con anterioridad a la contratación de una póliza de seguro, y dependiendo del padecimiento, puede significar el pago de una extra-prima, una exclusión o un rechazo.     

Sí, lo sé, probablemente estoy siendo muy técnica en mi explicación, así que usaremos un ejemplo: vamos a suponer que Diana de 30 años tiene hipertensión y no está asegurada. A Diana le gustaría contratar una póliza de seguro porque quiere embarazarse en un año y le gustaría que, al nacer su bebé, también pueda estar asegurado y que le sea cubierto algún posible padecimiento congénito.   

El deber ser en este ejemplo es que Diana sea honesta y abierta con su agente para contarle acerca de su padecimiento y que sea declarado en la solicitud. A su vez, es nuestro deber como agentes asesorar al cliente sobre los posibles escenarios al declarar una preexistencia.    

¿Cuáles son estos posibles escenarios? Como anteriormente mencionamos, pudiera ser un rechazo, pudiera tratarse únicamente de la exclusión de ese padecimiento o una extra-prima.  Volvamos a los ejemplos: si Jaime tiene un tumor cancerígeno y quiere contratar su póliza de seguro, nos encontraremos ante un rechazo. Si Diana tiene endometriosis, estamos ante una exclusión. Si Francisco tiene sobrepeso, es muy probable que esto signifique una extra-prima.  

Otro punto importantísimo y que es regla de oro en cuestión de seguros son los tiempos. Seguramente ya has escuchado de la antigüedad. Tiempo es dinero, y en este tema no es la excepción. Al contratar una póliza de seguro poco a poco vamos desbloqueando niveles conforme va pasando el tiempo ¿A qué me refiero? Para que ciertos padecimientos puedan ser cubiertos por esta póliza, debemos cumplir con la condición de tener meses o algunos años con nuestro seguro. Por ejemplo: para que Diana pueda recibir una indemnización por su embarazo, es necesario que cuente con la póliza de seguro un mínimo de 10 meses. Si a Jaime le descubren un tumor cancerígeno, es necesario que hayan transcurrido 12 meses desde la contratación de su póliza.   

Para las preexistencias declaradas desde la contratación de la póliza y que han sido aceptadas por la aseguradora, es necesario que hayan transcurrido 24 meses de disputa. Con esto me refiero a que no se hayan generado gastos a causa del padecimiento. Si a los 24 meses y un día necesitas algún tipo de intervención con relación a la preexistencia, entonces el riesgo corre a cuenta de la aseguradora y ya te puedes arrodillar para dar gracias a Dios por el maravilloso agente de seguros que te insistió hasta que firmaste.   

Como todo en la vida, las segundas oportunidades sí existen y en seguros, esta regla tampoco es la excepción. Así que si en algún momento de tu asesoría, te dio algún tipo de amnesia y tu preexistencia no es declarada, lo que podemos hacer es esperar un término de 60 meses (Sí ¡5 años!) de disputa para que esta pueda ser cubierta en su totalidad ¿Qué opinas? Mejor lo declaramos ¿no?   

Es aquí cuando aclaro por qué algunas veces esto significa dolores de cabeza para los agentes de seguros.  

En la práctica, algunos asegurados optan por no hablar de sus padecimientos esperando que la empresa aseguradora no se dé cuenta y se tengan por cumplidas las condiciones. De entrada, con toda la seguridad te puedo afirmar que nunca le vamos a ganar a una empresa que tiene más de 150 años de experiencia y que cuenta con un equipo altamente especializado.

La Oficina Informadora (OII) es la encargada de obtener la información sobre todos aquellos asegurados, y brindársela a la empresa aseguradora. Si existe un expediente clínico con pruebas de laboratorio o de gabinete, con gastos documentados de alguna enfermedad o lesión, ten por seguro que la OII dará con ellos y es cuando vienen los problemas a la hora de necesitar el seguro. ¿Cómo vamos? ¿Lo declaramos o no?  

Volvamos con el ejemplo: Diana tiene hipertensión. Diana decide no declarar su preexistencia y contrata su póliza. Diana se embaraza al año de contratación y al momento del parto tiene complicaciones graves debido a la hipertensión. Como no fue declarada la preexistencia, por incumplimiento de condiciones, el resultado sería que la empresa aseguradora no cubra los gastos del padecimiento y hasta podría cancelar la póliza. Por favor, no seas como Diana. 

Ahora puedes palpar la enorme importancia de asegurarnos con tiempo. Espero haberte transportado al peor de los escenarios para que así, puedas resguardar con tiempo tu patrimonio. Es nuestro deber cuidar con buenos hábitos nuestra salud mental y física, pero cuando todo esto falla, los seguros vienen a contrarrestar el golpe bajo que puede recibir nuestra economía.   

Un verdadero agente de seguros ama su trabajo y se preocupa por la persona que pide asesoría. Soluciones puede haber muchas cuando los problemas nos alcanzan, pero anticiparse a ellos es de sabios. Podrá resultar costoso tener una póliza de seguro, pero resultará más costoso no tener uno.  

Simples matemáticas.  

Soy Cynthia Vivas. Licenciada en derecho por la Universidad Anáhuac Mayab y asesora financiera. Apasionada por el mundo de las finanzas, en especial el ramo asegurador. Me encanta conocer nuevas personas y dar asesoría sobre cómo pueden crecer su patrimonio y protegerlo. Como agente profesional de seguros, he vivido increíbles experiencias con mis clientes los cuales se han convertido en amigos y familia. Mi más grande sueño es asesorar financieramente a la mayor cantidad de personas, ser una gran empresaria y contagiar a mis hijas a seguir con este ejemplo. Pero sobre todo, que sepan que nada ni nadie puede detenerlas para cumplir sus metas.

ENTRADAS RELACIONADAS

10% de descuentos en servicios
a miembros del
Club del Ciudadano Informado
Pase doble a los cursos
a miembros del
Club del Ciudadano Informado

50% de descuento en la primera cita
a miembros del
Club del Ciudadano Informado