En Yucatán, no existe un espacio dirigido específicamente hacia la salud mental de infancias y adolescencias, dejando a un segmento de la población desatendido, a pesar de sus necesidades.
El fundador de la Asociación Yucateca de Suicidología (AYUS), Edgardo Flores, informó que, desde esta organización civil, en este año, estarán impulsando la creación de un Hospital Psiquiátrico Infantil para focalizar la atención en esta etapa y la adolescencia.
Cuando una enfermedad física no es atendida porque no hay especialistas para ello, incrementa el índice de mortalidad o de la enfermedad (según sea el caso); esto es lo mismo que ocurre con la salud mental, advirtió, las repercusiones no solamente serán individuales, sino sociales.
“Existe una población que no está siendo debidamente atendida por la carencia de este hospital psiquiátrico infantil […] Es importante contar con espacios que puedan prevenir que esto crezca o se convierta en elementos más severos”.
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Aunque no hay datos segregados por edad, en la entidad yucateca, , de acuerdo con datos de la Secretaría de Gobernación (Segob), registró la mayor tasa estandarizada de suicidios del país, con 26,9 en 2022. En ese año, las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), indican que 366 personas murieron por suicidio.
El especialista en suicidología destacó que la mirada adultocéntrica que prevalece en la sociedad lleva a invalidar las experiencias particulares de niñas y niños; ejemplificó que si un niño o una niña pierden un juguete y se pone triste, catalogan de “berrinche” a su reacción, sin embargo, no lo es.
“Es una respuesta emocional comprensible, precisamente porque desde su mirada como infante, ha perdido un objeto que simbólicamente representa algo importante”.
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Ante esa situación los “ni modos”, “exagera”, “se puede conseguir otro”, “te tienes que adaptar y ya” son algo cotidiano y dejan de lado que “como personas adultas también solemos tener esas respuestas emocionales”. Y así sería si se perdiera la casa, el auto o cualquier cosa importante, “hay una respuesta frente a esa circunstancia”.
Es necesario validar las experiencias de las y los niños, dijo, entendiendo que, desde sus propias visiones, también viven situaciones de angustia y preocupación; señaló que es importante mirarlos al mismo nivel que cualquier problema de la vida adulta.
En cuanto a la adolescencia, explicó: “simplemente por ser una etapa con cierto grado de vulnerabilidad, por ser una etapa de transición en cuanto a la búsqueda de identidad, consolidación de redes sociales y demás cosas, también lo es en cuanto a lo emocional y de salud mental”.
Dio a conocer que esta idea surgió tras tomar una capacitación impartida por el psiquiátrico, en donde les hablaron acerca del Código 100 —el cual rige al hospital psiquiátrico—, mismo que indica cómo atender situaciones de riesgo alto o inminente; donde además una persona externó la necesidad de un hospital psiquiátrico infantil, considerando la sobredemanda de sus servicios y que también infancias y adolescencias lo requieren.
Contar con este hospital especializado en un sector de la sociedad, no solamente descargaría el existente, refirió el psicólogo, sino que también brindaría la atención debida para sus edades y necesidades.
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