Febrero nos arrastra, visceral como es, a celebrar a nuestros amores, en lo individual y en lo general. Pareciera que con la idea consumista, más y más nos alejamos de la reflexión, pero no, aquí nos gusta el festejo al amor, a la amistad, a nuestra bandera nacional y también, a la promulgación de nuestra Constitución Política, la de los Estados Unidos Mexicanos, tan llevada y traída; tan poco conocida por los ciudadanos y tan acomodadamente usada por aquellos en el poder.
Por eso, pensando en la conmemoración de nuestra Carta Magna el pasado 5 de febrero, se nos ocurrió aquí como ejercicio, tomando en cuenta los comentarios de las mentes más preclaras, como en aquel momento (hace 97 años de la última -ahora serían 106), dar los preliminares de la que podría llegar a ser una Carta Magna del Placer, la de los mexicanos, la nuestra.
Y aquí va, libertades y obligaciones…
Título Primero. Capítulo I De los Derechos Humanos y sus Garantías
Artículo 1. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas habrán de aprender lo que es el placer, buscarlo, sentirlo y prodigarlo. Placer sexual y demás placeres.
Artículo 2. El placer humano es único e indivisible. Hombres y mujeres deben comenzar por el placer en solitario. Si la mujer o el hombre no se toca, no se explora, no conoce sus propios olores, sus propios recovecos, difícilmente podrá alcanzar el magno placer con otra persona, sea este hombre o mujer. Ni mujer ni hombre debe negarse a su goce ni a su sexualidad. Tampoco deben sentir culpa.
Artículo 3. Todo individuo tiene derecho a recibir educación sobre el placer, qué es sentir el placer, cómo sentirlo; qué es darlo y cómo darlo. Dar y recibir. El placer es el que nunca se violenta, es gratuito y perecedero porque surge natural y cuando reposa siempre deja dulce resabio, digno de los recuerdos gratos. ¡Es cuanto! (¡Ah, caray! Aquí metió la mano un duende).
Artículo 4. El varón y la mujer son iguales ante la ley, y ambos por tanto, deben conocer el placer sexual y los demás, saberlo sentir y saberlo dar, sin culpas. Esto protegerá la felicidad de las personas.
Capítulo II De los Mexicanos.
Artículo 5. La nacionalidad mexicana se adquiere por nacimiento o por naturalización, y todos deberán ser formados en cuanto al placer y/o recibir instrucción al respecto, con cargo al Estado, pero también de los que los rodean.
Capítulo III De los Extranjeros.
Artículo 6. Todo extranjero en territorio nacional o mexicano que se ausentare por trabajo, estudios o alguna causa y regresara, habrá de tomar un curso básico al tocar territorio nacional, sobre el significado del placer, y la necesidad de sentirlo y prodigarlo. Placer sexual y demás placeres.
Título Segundo. Capítulo I De la Soberanía sobre nuestro cuerpo y nuestras ideas.
Artículo 7. La soberanía sobre nuestro cuerpo y nuestras ideas, reside única y exclusivamente en nuestra persona.
Capítulo II De la División de Poderes.
Artículo 8. La única división de poderes existente en el placer, es dar y recibir.
Título Tercero. Capítulo I De las sanciones.
Artículo 9. Negarse la posibilidad del placer es sanción de por sí: la insatisfacción y la exclusión natural. Sin embargo, en un intento de corrección de aquellos hombres y mujeres que pudieran negarse la posibilidad de sentirlo y proporcionarlo, habrá de recibir un curso exhaustivo sobre el placer, teórico y práctico.
Artículo 10. La edad de la gente no será inconveniente, porque el placer no solo se refiere al sexual, sino a todos los demás placeres.
Título Cuarto. Capítulo I De la Inviolabilidad de la Constitución
Artículo 11. Esta Constitución no perderá su fuerza y vigor, ni habrá nada que interrumpa su observancia.
Pues aquí se las dejo. Gracias a estas mentes maravillosas que respondieron a mi convocatoria en Facebook. Traté de incorporar todas las opiniones. Gracias por sus capacidades y tiempo, para lograr esta Carta Magna. Aquí queda muy bien la frase que uno de ellos compartió en el trance: “Placer siente quien brinda placer, circulo virtuoso”. ¿Ustedes qué sienten? Yo, un poco de hambre, y placer de compartirla con ustedes. Comentarios: celiatgramos@gmail.com
La redacción de Vive Mérida reconoce y agradece la generosidad de la escritora y periodista Celia Gómez Ramos por permitir que su texto sea replicado en nuestro portal.