“Viejo, mi querido viejo
Ahora ya caminas lerdo
Como perdonando el viento…”
Mi Viejo, Piero.
Los pasos ya no son los de antaño, se desaceleran, se acompasan distinto, se articulan al nuevo ritmo, de un cuerpo nuevo y es que, es un cuerpo nuevo.
¿Qué es exactamente la vejez?, sin duda alguna cualquier consulta a un libro de gerontología o una búsqueda en Internet nos podría dar respuesta. ¿Pero emocionalmente qué implica este proceso de la vida para quienes comenzamos a observarlo y vivirlo en nuestros familiares, amistades o de manera propia?
El envejecimiento comienza desde que nacemos, es un deterioro natural que viven nuestros cuerpos al tiempo que nuestro proceso celular se desgasta. Pasados los 60 años se considera que inicia la vejez, así es como lo estipula la Organización Mundial de la Salud y muchos países por ello lo discurren así de igual manera. La vejez nos abre muchos cuestionamientos, es un periodo de tremendos cambios y desafíos, de aceptación y reconocimiento. Es una etapa de la vida que merece toda nuestra atención, preparación y tolerancia. Nada volverá a ser igual y es importante reconocer que en muchos seres será un evento inevitable y la forma de verlo y vivirlo será definitivo para la calidad de vida de este periodo.
En 2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más. La esperanza de vida ha ido aumentando de manera histórica al paso que la humanidad avanza en el cuidado a la salud, en tecnología farmacéutica y en descubrimientos que permiten una mayor longevidad. La disminución de la tasa de natalidad en algunos países empieza a ser evidente, mientras generaciones de adultas y adultos mayores se afianzan como la población primaria de diversas regiones; debido a este aumento en la esperanza de vida, posiblemente para el año 2050 la población mayor de 65 años podría representar el 46% de la población mundial, esto supondría casi la mitad de la población.
Muchas personas en edad de senectud se refieren a ella como una etapa de libertad y goce fabuloso, que significa el cierre que esperaron para su vida, mientras que para otras personas su significado es totalmente oscuro, indeseable y lleno de retos.
Población geronte en nuestro estado
Durante los últimos años se ha popularizado a nivel nacional la reconocida calidad de vida que podría llegar a ofrecer nuestro estado y particularmente la ciudad de Mérida para la población geriátrica particularmente. No es de nuestro desconocimiento que muchos eventos migratorios que están ocurriendo hacia Yucatán suceden debido a las condiciones adversas en las que se vive en otras ciudades y estados, por lo que muchos mexicanos han optado por mudar su residencia con el deseo de obtener una mayor calidad de vida. Conforme va envejeciendo nuestra población, muchas de esas personas que deciden migrar, también lo hacen para poder tener un cierre de calidad en sus últimos años, una vez concluidos compromisos laborales o ya una vez que se han retirado, optan por entornos más favorables para su salud física y mental.
Nuestro estado alberga según los datos del INEGI de 2015 alrededor 2 millones de habitantes y el 11 % son adultos mayores, siendo Mérida, Valladolid, Tizimín y Ticul las ciudades más pobladas y en las que se concentran el mayor número de adultos mayores.
No obstante que existen personas que pueden tener una buena calidad de vida en esta etapa, existen otras cuyas diversas circunstancias los colocan en situaciones menos privilegiadas y por tanto sobreviven de manera lamentable y vulnerable.
Problemáticas presentes en los adultos mayores yucatecos
Con datos obtenidos de la página web inforesidencias.com compartimos de manera integra aquellos puntos que la página considera como las problemáticas más sobresalientes en la población geriátrica:
- Las casas club o centros gerontológicos recreativos solo son accesibles a los adultos mayores que viven en ciudades grandes, los mayores que viven en zonas rurales o comunidades pequeñas no tienen acceso a estos servicios.
- 1 de cada 4 sufre maltrato o violencia por parte de sus familiares, según la comisión de Derechos Humanos de Yucatán.
- El 75 % de las personas de la tercera edad empobrece a medida que avanza su edad, obligándoles en algunas ocasiones a la mendicidad.
- 36 % de los adultos mayores es soltero, esta situación los hace más vulnerables a poder recibir cuidados y protección por parte de la familia directa, por lo tanto es más proclive al abandono, soledad y marginación.
- El 70 % de los adultos mayores habla alguna lengua indígena. La información sobre los diferentes servicios que se ofrecen en los adultos mayores es en español lo cual dificultad la comunicación y posiblemente al acceso a algunos servicios.
- Las enfermedades vasculares ocupan el primer lugar como causa de muerte, la diabetes mellitus y obesidad uno de los grandes retos de la salud yucateca.
- Según datos de la COESPO el 19 % de los hogares yucatecos está como jefe o jefa un adulto mayor de 65 años, esto quiere decir que después de los 65 años se ven obligados a trabajar para mantener una familia.
- La falta de cuidadoras o auxiliares gerontológicas con formación en esta área, dificultad el cuidado y atención a los ancianos institucionalizados.
Es indudable que nuestro conocimiento y formación con respecto al tema de la vejez debe ser atendido y reforzado en miras a ofrecer mayor plenitud a nivel personal, pero también ante quienes nos rodean. La empatía se ejercita desde la mirada a sí mismo y el reconocimiento en la otredad. Considerar que el cuidado que damos a nuestra población geriátrica es aquella que deseamos para nuestra vejez nos hermana y nos humaniza verdaderamente. Si deseas saber más acerca de esta etapa, para tu propio acompañamiento o para apoyar a quienes te rodean te invitamos a seguir las siguientes páginas:
- Instituto Universitario Gerontológico de Yucatán
- Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM)
- Módulos de INAPAM Yucatán
- Centro de Atención para Personas Mayores y Familiares