El pasado sábado 23 de noviembre, Denisse B se encontraba en casa disfrutando de una serie hasta que, casi a la 1:00 de la mañana, escuchó que tocaban muy fuerte el portón de su hogar, por lo que revisó la cámara y se encontró con que había elementos de la Fiscalía en su entrada…
Al ver esto, lo primero que hace es tomar su celular para llamarle a su mamá, pero mientras lo hacía rompieron el portón y la puerta de la entrada a la casa. Todavía con la llamada en su celular, sale de su cuarto y se encuentra en el pasillo con los elementos de la Fiscalía y de la Unidad Especializada en Combate al Secuestro… Ella continuaba sin entender lo que ocurría, pero una policía le empezó a quitar su celular.
Cuando le quitan su celular, voltea a ver y se da cuenta de que todos los policías a su alrededor se encontraban armados y apuntándola, diciéndole que se arrodille. «Mi shock era muy, muy grande. Me empezaron a jalonear, hasta me pisaron, me quitaron mi teléfono y me dejaron incomunicada».
Hasta ese momento, a pesar de que incluso ya la habían apuntado con las armas, ella desconocía qué estaba ocurriendo, pero los elementos policiacos revisaban toda la casa e incluso el techo; entonces ella logra dialogar para preguntarles qué estaba pasando y hasta ese momento, le dicen que tenían una orden de cateo por la búsqueda de seis menores, que supuestamente estaban secuestrados en esa casa.
A pesar de que se lo mencionó en ese momento, a ella en ningún momento le entregaron la orden de cateo; sin embargo, ella identifica que habían pegado en la pared lo que cree que era la orden. Durante todo este proceso, la Guardia Nacional cerró la calle y no dejaron que su mamá nii su hermano ingresaran al domicilio.
Luego de la revisión, los propios policías reconocieron que era errónea la orden de cateo, pues en la casa no había nada; pero las puertas rotas y el daño psicológico, ya estaban hechos. Cuando Denisse preguntó qué pasaría con los daños, le dijeron que tendría que interponer una denuncia en la Fiscalía General del Estado (FGE), misma que sí llevó a cabo al día siguiente.
Toda esta situación tuvo una duración de hora y media aproximadamente, pero no solamente quedó ahí.
Ese día, ni ella ni su mamá durmieron. Las puertas de su casa no podían cerrarse y no podían irse a la cama tranquilas, pasaron la noche en la sala vigilando que todo estuviera bien, pues además les dijeron que no podían tocar nada para que se pudiera hacer la valuación de los daños cuando denunciaran.
Al día de hoy, tuvieron que hacer unas reparaciones improvisadas para que las puertas cierren bien y sentirse seguras dentro de casa. Esta situación, además, ha provocado que la gente de la colonia ya no quiera comprar la comida que venden en la casa. Por todo esto, lo único que exigen es la reparación del daño, tanto psicológico como económico para lo que rompieron.
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