Texto: Lorena González Boscó / Fotografía: Cecilia Abreu
¿Nuestras vivencias de infancia se pueden convertir en una empresa? La respuesta es sí y de ello nos cuenta Samuel May socio y director de MayaKim, una empresa familiar dedicada a vestir eventos y empresas con bordados yucatecos plasmados en guayaberas, vestidos, blusas y en artículos decorativos para el hogar y calzado.
Yo aprendí el oficio de costurar desde pequeño, mis padres me enseñaron, pero no pasaba por mi mente que esta sería mi ruta como empresario años después, sobre todo porque casi me convierto en sacerdote, ya llevaba 9 años en el seminario, pero en él último año decidí que por ahí no era el camino, y me salgo antes de ordenarme.
SM
De seminarista a empresario
Samuel entró al seminario a los 17 años y sale a los 27, sin una profesión, pero con la disciplina y fe necesarias para emprender cualquier cosa; como por ejemplo, conseguir una beca del 100% en colegiaturas en la Universidad Marista de Mérida para estudiar Administración de Empresas, lo cual no hubiera sido posible si como seminarista no hubiera dejado una buena impresión a sus maestros.
La beca estaba condicionada a que en él último año tenía que pagar las colegiaturas e inscripción a la universidad, un monto aproximado de 200 mil pesos, reto financiero a resolver en los siguientes cuatro años y para enfrentarlo había que trabajar y estudiar, y a la par se le ocurrió empezar a vender las prendas que su familia confeccionaba afuera de la parroquia donde trabajaba como administrador.
Su emprendimiento, le dio luz para imaginar que podría constituir una empresa familiar, porque en Kimbilá, lugar que se destaca por la originalidad y colorido de sus bordados en Yucatán, y donde sus padres y tíos se dedican al oficio y Samuel, gracias a sus estudios tuvo la visión de conformar una empresa familiar para consolidar la producción y venta de las prendas que confeccionaba su familia.
Samuel May
Experiencia en la industria
8 años
Qué me define
Con ojos de fe veo todo lo que hago en mi empresa
La apuesta era arriesgada, porque Samuel tenía el compromiso de pagar la universidad, para la cual tenía que destinar el 42% de sus ahorros a la iniciativa empresarial constituida por 5 socios, sus padres, dos tías y él. Sin duda el riesgo fue fuerte, pero con la seguridad que lo caracteriza, lo tomó porque confió en su familia para emprender semejante desafío, del cual hoy se producen en promedio 700 piezas al mes, colaboran 20 personas que aportan a la economía de 20 familias, y por supuesto saldó su deuda con la universidad.
En nuestra visita a sus talleres, su hermanita, quien se encarga de supervisar el bordado automatizado, está totalmente concentrada cuidando que el bordado sea de la más alta calidad, y no se confunda con otros productos hechos por miles y en serie, y Samuel le reclama: «no me vas a saludar» y ella le responde: «espera que estoy terminado». Lo que se respira en MayaKim, es un ambiente de respeto, donde todos los que colaboran son pieza clave para que cada prenda que de ahí sale, quien se la ponga, no sólo la vista, sino la luzca, y cuando su hermanita se desocupa, seca su frente y se abrazan.
Orgullosamente maya
Samuel está orgulloso del quehacer textil del pueblo que lo vio nacer y nos comenta sobre el trabajo minucioso que implica bordar un terno, son horas de trabajo donde el desgaste de los ojos, manos y espalda del artesano impide que sea una actividad de 8 horas diarias, por ello cada pieza que se realiza puede llevarse hasta 6 meses.
Las personas muchas veces no aprecian el trabajo que representa hacer los bordados a mano, en particular los que son de punto cruz como es el caso de los ternos, es un esfuerzo físico tremendo para crear piezas únicas, y eso debe estar valorado y tener un precio justo en el mercado.
SM
MayaKim, el Mayab de Kimbilá
El nombre de la empresa refrenda el orgullo de un pueblo que ha dedicado su trabajo al color de los bordados y que se aprecian aquí y en muchas partes del mundo, por ello para Samuel era muy importante que su marca tuviera estas dos características territoriales.
MayaKim, hasta el momento cuenta con cinco áreas: laboratorio de diseño, bordado, armado y comercial, pero los ojos de Samuel están mirando más lejos, quiere una línea de alta costura, su propia tienda en línea, expandir su mercado, pues no le basta con Yucatán, el centro y el norte del país.
Área Comercial que se encarga de la publicidad, ventas, proveedores
MayaKim, en los ocho años que lleva en el mercado, va creciendo con pasos firmes y seguros y está listo para vestir cualquier evento, sea bautizo, XV años o boda y uniformar a cualquier empresa sea restaurante o banco con sus linos y bordados, cualquier reto que la empresa enfrente, siempre será visto con los ojos de la fe que da la inteligencia para resolver.
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He leído este reportaje y da cuenta de que sí hay piso parejo para todos, pero cada quien lo tiene que emparejar, no dudaría en ir a comprar una guayabera a este negocio.
Me regalaron una guayabera de esta marca son de lino y tienen muy buen acabado. No pensé que fuera de un pueblo de artesanos en Yucatán.
Es una empresa dirigida por excelentes personas, prendas de calidad y lo mejor 100% Orgullasamente Yucatecas. Felicidades Samuel, Jessie y Familia.