En lugar de ser solo una pesadilla para quienes viven del turismo o disfrutan de las playas del Caribe, el sargazo podría convertirse en una oportunidad. Esa es la premisa de un proyecto científico que durante 14 días recorrerá más de 3,500 kilómetros en altamar para estudiar esta alga flotante que año con año afecta el Mar Caribe.
La misión, liderada por el Instituto Mexicano de Investigación en Pesca y Acuacultura Sustentables (IMIPAS), busca entender mejor el sargazo para, en vez de combatirlo en la orilla, capturarlo y aprovecharlo antes de que toque tierra. ¿El objetivo? Mitigar los impactos negativos que ha dejado a su paso y, al mismo tiempo, transformar esta alga en un posible recurso pesquero.
Para lograrlo, más de 60 especialistas de universidades y centros de investigación de todo el país —entre ellos la UNAM, el Cinvestav, el Ecosur y el Instituto de Ecología— se embarcaron en el Buque de Investigación “Dr. Jorge Carranza Fraser”, equipado con tecnología de punta. Zarpó de Cozumel el 29 de mayo y desde entonces navega con un propósito claro: descifrar los misterios del sargazo.
¿Y por qué nos debería importar?
Porque desde 2014, esta alga ha llegado sin pausa a las costas del Caribe mexicano, generando problemas ambientales, de salud y afectando a comunidades enteras que viven de la pesca o del turismo. En algunas playas, su acumulación ha sido de hasta dos metros cúbicos por cada metro lineal, generando malos olores, afectaciones a la fauna marina y pérdidas económicas para negocios locales.
Entre las actividades que realizarán las y los investigadores están el análisis del tipo de sargazo, sus niveles de contaminación (como metales pesados y microplásticos), el estudio de las especies marinas que habitan en él y hasta la recolección de ADN ambiental. También se tomarán muestras del agua del mar para conocer sus nutrientes y su grado de acidificación, información clave para entender los impactos del sargazo sobre los corales.
Además de monitorear el fenómeno, este proyecto tiene como fin trazar una ruta para aprovechar el sargazo de forma sostenible: podría convertirse en alimento para peces, fertilizante natural o materia prima para industrias emergentes. Pero para ello, primero es necesario conocerlo a fondo.
En un contexto donde las comunidades costeras enfrentan cada vez más desafíos ambientales, esta investigación busca transformar un problema en oportunidad, y hacerlo de la mano de la ciencia, la colaboración entre instituciones y el conocimiento que se genera desde el mar.
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