No poder ver es una desgracia, pero cerrar los ojos… Es una cobardía.
Por lo general, el instinto de supervivencia no repara en realizar lo que sea necesario para sobrevivir dentro del medio en el que nos desarrollamos diariamente, y esto va mucho más allá del plano “físico”, pues la necesidad de conservación se extiende al plano laboral, social, económico y hasta sentimental. Por mantener un empleo, un negocio, un status, una relación, muchos hacen lo que se tenga que hacer, aunque eso implique adormecer sus conciencias y/o enmascarar su personalidad.
Pero hay que tener muy presente que hoy más que nunca necesitamos construir puentes y derribar muros, porque si en estas elecciones no votamos de manera inteligente, razona, acertada, quizá sea la última vez, en mucho tiempo, que nuestro voto tenga valor.
Como ya había comentado, a percepción de este su humilde servidor, como sociedad estamos tan mal que el camino correcto va contracorriente, por lo que, entendible, pero lamentable, muchos se han adaptado a la corriente que el colectivo social, la educación manipulada, el sistema y la religión han establecido a pospelo. Pero esa “sumisión” ante un derrotero ya trazado por otros no es por convicción, sino por miedo, por necesidad, por simple y llana resistencia a perder, en ocasiones, todo.
En un principio, este proceso de adaptación “voluntaria” puede causar cierta resistencia, dolor, inestabilidad emocional, empero, a medida que el tiempo va pasando, la resistencia es mínima, el dolor soportable y la inestabilidad controlable.
Dentro este tenor, el individuo que, inocentemente, trata de mantenerse congruente, termina pagando un precio incongruentemente alto por tal osadía, ya que por muy bizarro que parezca, estar en contra de la tranza y la corrupción te cierra muchas oportunidades de negocio, el ser claridoso al hablar limita tus conversaciones, mostrar tu vulnerabilidad en un acto de fortaleza te convierte en presa fácil de los débiles, sostener tu palabra te genera grandes pérdidas, exigirle a nuestro gobierno resultados te etiqueta como un sujeto problemático, expresar tus emociones, sentimientos y pasiones ahuyenta a quienes en, muchas ocasiones, deseas cerca.
En fin, sin duda alguna, este es Un Mundo Raro y, como puedes darte cuenta, soy un inadaptado… ¿Y tú?
@jmpumarino
José María Pumarino, escritor, cineasta. Leyendo aprendí a perderme, escribiendo a encontrarme.
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Tan real y objetivo como siempre. Un abrazo.
Eres un bicho raro, y por eso muchos te admiramos, amamos y seguimos, pero por la misma razón, muchos tratarán de pisarte. Nunca dejes de escribir y compartir. Besos.
Mucho tiempo de no leer a alguien con esta claridad que urge en estos tiempos
Muchas Gracias.
Como bien dices el camino correcto es contracorriente, por eso muchos no se animan a participar, prefieren llevársela fácil, no es nada sencillo alzar la voz, decir lo que uno piensa. Por eso te respeto tanto.
No, yo no.