El que las mejores ofertas de empleo estén mayormente desarrollados en zonas exclusivas de una ciudad, equidistantes de las zonas residenciales, genera una movilización en masa y por lo general de grandes distancias. Para los trabajadores esto se traduce en horas de espera y traslado. Es común que muchos deseen tener vehículo propio.
Este es el caso de tres mujeres que no poseen vehículo, con distintas rutinas y niveles de responsabilidad en su hogar y laboral.
Una de ellas con un niño pequeño, los abuelos lo cuidan. Su rutina diaria se describe así: A primera hora lleva al niño a casa de sus padres, de allí tomar un camión o taxi (según si se le hizo tarde o no) para el trabajo, el retorno es viceversa. Resultado: Más de doce horas fuera de casa, más de ocho horas sin ver a su hijo. Siente que el dejar de correr cada día para que el tiempo le alcance se soluciona comprando un vehículo. ¿Te identificas con ella?.
La siguiente compañera, es madre de dos jóvenes. Como muchos, hace el mercado al salir del trabajo. Vive en un fraccionamiento nuevo. Antes de la implementación del sistema Va y Ven tomaba un camión desde el supermercado a su casa, ahora, debe tomar dos (eliminaron la ruta para implementar el Va y Ven) algunos días, tarda hasta tres horas en el trayecto: Trabajo-centro-casa, ella indica que a veces es por el tráfico y otras por los tiempos de espera de los traslados. Desea tener su vehículo para no hacer tantos trasbordos y sobre todo no cargar con el peso de las compras. ¿Te ha pasado?.
Para culminar, conozco una joven que trabaja en el Centro de Mérida, siendo que todo el transporte se congrega allí, tiene alguna ventaja por sobre los casos anteriores. Cuando llueve, luego de pasar siete horas de pie, ha cruzado el rio de aguas sucias sin zapatos para que éstos no se dañen; otra situación es que aun estando en la vía del camión que le corresponde, con toda la situación descrita, estos no se detienen sino en el paradero, el detenerse corre por cuenta del chofer a riesgo de una sanción. Ella quiere comprar un vehículo.
Esto ocurre en varias urbes del mundo, no es un problema exclusivo de Mérida. Quienes abogamos por el cambio en los modos de movilidad, y alegamos que el aumento del parque automotor sólo aumentará el tráfico, sumará asfalto y menos parques aumentando la contaminación y el calor, nos encontramos con estos casos donde nuestros argumentos no alivian el día a día de las (os) proveedoras (es) del hogar, ¿Se les puede criticar cuando la ciudad no ofrece soluciones? Se crea un círculo vicioso. Es aquí donde la administración, diseño y zonificación de las ciudades juegan un papel fundamental en la disminución del uso del vehículo unipersonal. También pueden leer: ¿Carpooling una solución para Mérida?.
Por otro lado, el diseño de rutas de transporte requiere flexibilidad; ¿Qué hacer? En charlas a las que he asistido con expertos en la materia, han indicado entre otras alternativas, es que el diseño de las rutas debe contar con una continua observación del flujo de movilidad tanto en dirección, horario y afluencia buscando optimizar el envío de las unidades de transporte de acuerdo a las mediciones. Mejorar las condiciones laborarles de los choferes y no menos importante contemplar la movilidad por género y características poblacionales. Continuará.
Mayerling Vera Merlo. Graduada en publicidad y mercadeo. Más de trece años como activista en materia de seguridad vial y DDHH. Reportera ciudadana – con experiencia en medios alternativos comunitarios de Venezuela. Escritora creativa. Amante y defensora de este hogar llamado planeta tierra.
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