En el mes de septiembre, México como otros países de América, celebran sus proclamaciones de independencia; particularmente, es el mes que el mexicano se disfraza de mexicano, siguiendo la idea de un meme que circula en las redes sociales que da suficiente razón para escribir sobre el tema de lo que es o debería ser lo mexicano.
México antes de 1810, año que inició la Guerra de Independencia, el país no se llamaba así, sino con el nombre de Virreinato de la Nueva España, en ese entonces no existía lo mexicano sino lo novohispano, y antes de este, lo prehispánico. Aunque muchos consideran este nombre como indicativo de la región desde la época prehispánica, México no fue México, no como nombre oficial, hasta la consumación de la Independencia, el 27 de septiembre de 1821.
Antes, esta palabra sobrevivió y se consolidó a razón de los hechos tan significativos producidos por el choque de dos culturas (española y azteca), antagonistas y enfrentadas de manera dramática, aunque en un sentido más amplio, es con toda la cultura de los pueblos náhuatl que produjo este encuentro violento, que incluye por supuesto a la cultura mexica y que posteriormente, mientras avanzaba la conquista en el territorio americano por los españoles, las batallas con otras culturas se hizo presente con el resto de los pueblos indígenas actuales y extintos, incluso con los indios norteamericanos, que pone evidencia que el mestizaje no sólo se representa entre españoles, indígenas y africanos, idea aprovechada con fines de transculturalización y posterior aculturación.
La complejidad de las relaciones entre todas estas culturas deriva que el mestizaje no sólo es genético sino cultural y no de dos, sino entre muchas más etnias.
El mestizaje tiene dos caras. Una de ellas, como se mencionó anteriormente, es su utilización para crear una identidad nacional a través de la aculturación de los pueblos originarios, tal fue el objetivo primordial de la evangelización, el proceso educativo y cultural más eficiente jamás concebido a partir de la Heroica Defensa de México – Tenochtitlan para unos o su caída, para otros, en 1521 y que en la actualidad aún influye en la forma de pensar del mexicano, que recientemente comienza a cambiar para bien, en una clara evolución hacia una conformación de identidad más definitoria.
La otra cara, es la atención a la diversidad que promueve un sincretismo en todos los ámbitos de la vida del mexicano y una relación intercultural que ambos, en conjunto, promueve la igualdad, la equidad y la justicia; es en esto último que lo mexicano comienza a conformarse como tal a lo largo de su historia como país.
Llegar hasta este punto, lo que significa mexicano ha implicado las relaciones comerciales, sociales y culturales entre los pueblos mesoamericanos; posteriormente, con el choque cultural entre españoles y los pueblos indígenas; después, las intervenciones extranjeras de franceses y estadounidenses; sumando las inmigraciones asiáticas (japoneses, coreanos y chinos), británicas, italianas, libanesas y judías; además de los exilios europeos y latinoamericanos; así, la esencia de lo mexicano descansa en su diversidad, pluriculturalidad y multiculturalidad en una relación intercultural que promueve un sincretismo, en identidades híbridas; ese es su mestizaje.
México como nación, tiene 204 años, es aún joven y conformar lo mexicano llevará todavía algo de tiempo pero es un hecho, la identidad mexicana, lo que es mexicano, lo que significa ser mexicano, sigue la máxima vulcana: «diversidad infinita en infinitas combinaciones».

José Daniel Guerrero Gálvez soy un hombre extremadamente curioso con estudios de ingeniería en la especialidad de computación y de pedagogía. Mis áreas de desarrollo son la tecnología, la educación, las matemáticas, la escritura, la lectura. Gusto por la cultura y la gastronomía en todas sus manifestaciones e inclinado a un pensamiento anarquista
ENTRADAS RELACIONADAS