Vie. Dic 26th, 2025
Esta es una pregunta que yo nunca me había hecho… Hasta que jugué PikuNiku.

Este juego es muy curioso, incluso tierno. Pero, sobre todo, tiene una temática muy potente, narrada de tal manera que, mientras juegas, te puede hacer pensar y reflexionar un montón de cosas. Si estás dispuesta/o, por supuesto.

«PikuNiku es un juego de exploración absurdamente maravilloso que tiene lugar en un mundo extraño pero lúdico en el que no todo es tan alegre como parece” -, describe Devolver Digital en la página web del juego.

Se trata de un personaje que logra despertar de un largo sueño para salir de su cueva y encontrarse nuevamente con la civilización. Las interacciones más cercanas te hacen sentir segregado cuando los pobladores te confunden con “La Bestia”, protagonista de una leyenda local. Hasta que logras demostrar tu valor ayudándoles con diferentes tareas que deciden confiar en ti, pero ahora llegaremos a eso.

Jugando este videojuego me encontré pensando en granjas porcícolas de Yucatán, en su forma de operar. Fue algo muy sencillo llegar hasta allá, porque a pesar de que es un juego y no tiene un planteamiento directo del tipo “esto también sucede en la vida real”, lo que inicia como un juego de acertijos y objetivos sencillos que incluyen encontrar la forma de reparar un puente, finaliza en la defensa de una comunidad que estaba siendo despojada de su territorio y sus recursos por la empresa Sunshine Inc. Suena familiar y cercano a nuestra realidad, ¿no?

Es así como un juego sencillo, divertido y entretenido se torna en una herramienta útil para cuestionar el sistema en el que vivimos. Porque si nunca te has hecho la pregunta sobre si está bien que una empresa llegue a extraer recursos de un lugar, despojando de los mismos a la gente que vive ahí o afectando su calidad de vida, un juego como este puede hacerte preguntártelo.

El juego no solamente narra la extracción de elementos naturales como el agua y el maíz, también da una muestra muy clara de cómo las empresas (y, claro, a veces gobiernos) crean estrategias para cegar (o intentarlo al menos) a la gente, de manera que apoyen los proyectos que pretenden desarrollar.

En el juego esto se ve porque la empresa le regalaba dinero a todas las personas que vivían en las zonas donde se extraían los recursos; aunque el dinero no podía sustituir las carencias que Sunshine Inc. iba dejando a su paso. En la vida real se puede ver así, exactamente igual, o de formas más sutiles, como prometer la generación de empleos en las comunidades donde estos corporativos se instalan –como si estos empleos eliminaran los daños–.

Pero es que además PikuNiku no solamente habla de esto, sino que también refleja cómo la unión entre las personas afectadas es fundamental para lograr el cambio. 

De hecho, en su sitio web, destaca la frase “no puedes hacer mucho solo”, y en el juego se hace patente, pues al principio solamente te encuentras tú solucionando los problemas de la gente que te solicitaba apoyo, pero llega un punto en el que incluso te acompañan otros tres personajes… Que luego se convierten en más, porque al levantar la voz y comenzar a transformar la situación, se encuentran con personajes que les anuncian que más comunidades son afectadas por la misma empresa.

Es curioso cómo un juego tan corto, de unas tres o cuatro horas, con gráficos tan bonitos e incluso graciosos –por la ilustración y la forma de moverse del personaje principal– se convierte, no solamente en una herramienta para el entretenimiento, sino también para la conciencia social, para el cuestionamiento de un sistema. Claro, si así lo quieres. Si no, puedes jugarlo, finalizarlo y no pensar nada de esto; pero ¿tú qué prefieres?

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