El gobernador Joaquín Díaz Mena, lo dijo fuerte y claro, todos resguardados hasta nuevo aviso y hay ley seca. En Mérida la población entonces salió corriendo a comprar víveres: botanas, bebidas, pan, latas de comida y cerveza.
Todos preparándose para sobrellevar a Milton, a diferencia de Bearly que nos agarró mejor parados y con los tinacos amarrados, y rezando porque no pasará nada grave, como quedarse sin luz, agua e Internet y comida.
Pasó la noche, las lluvias bajas a ratos, intensas en otros. Al despertar, calles inundadas, porque las coladeras siguen tapadas, no precisamente por falta de mantenimiento, sino porque seguimos empeñando en tirar basura en las calles que con la lluvia navega cual barco de papel y se incrusta en el enrejado de las mismas. Los charcos, los mismos donde se forman siempre.
Son las 10:00 de la mañana, los pedales de la bici me llaman, y aún con la llovizna que pega en mi cara, salgo a ver el recuento de los daños, ni una rama de árbol u hoja de palmera se apreció a mi paso. Las farmacias y el supermercado abiertos, son actividades de primera necesidad, pero ¿el sector de la construcción, lo es?
Desde temprano ya estaban los obreros trabajando, en lo que supone va ser una plaza comercial, me acerco a uno y le preguntó: ¿qué hace trabajando maestro? Pos me mandaron llamar, y si no vengo no pagan.
Milton, ya se retiró, aún el viento sopla, la llovizna no cesa, y estos hombres con bultos en la espalda siguen trabajando, porque ellos sí y otros no, si la orden fue clara.
Ayer, en la tarde escuche en Radio Fórmula con José Luis Preciado que decía que le llegó una llamada de una persona que trabajaba como dependiente en una tienda de electrodomésticos, que no las dejaban retirarse a sus casas, cuando en muchos lugares ya habían suspendido labores.
Al parecer, somos escépticos a lo que pueda pasar, ponemos en riesgo la vida de los demás, y los demás por necesidad ponen en riesgo la suya, lo cierto es que las desigualdades siempre se manifiestan en situaciones como esta, y saltan preguntas como esta ¿Por qué Milton, no resguardo a todos por igual? en el aire la respuesta.
Lorena González Boscó, comunicóloga, internacionalista, profesora universitaria, constructora de ciudadanía, periodista, amante de los perros y amiga de los gatos. «Siempre he creído que más vale gente comprometida que capaz, porque la comprometida se hace capaz, pero la capaz no necesariamente comprometida.»
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