Ni tan perdida andaba Wendy Guevara

Nuestras fobias sociales son en parte producto del miedo que le tenemos a ciertas situaciones o personas, no porque sean malas per se, sino por el temor que nos da lo desconocido, lo que no entendemos o por conductas de rechazo heredadas de quienes se encargaron de nuestra crianza. Sin embargo, ello no borra lo que existe, por el contrario se hace más presente, a pesar de nuestro rechazo.

No obstante, si queremos ajustar el pensamiento, tocar la realidad nos ayuda.

El recién concluido programa de televisión La Casa de los Famosos, nos permitió ver en las pantallas la realidad que viven las personas transgénero en nuestro país, y  seguramente en otras partes del mundo. Wendy nos platicó de su abandono de los estudios por acoso, de las condiciones precarias que vivió por ser transgénero, del rechazo de su familia y de una serie de vicisitudes que se fueron acarreando con el paso el tiempo, desde que ella comprendió, asumió y se trabajó como una persona trans.

Más allá del espectáculo televisivo, vale la pena reconocer las lecciones que nos dio Wendy Guevara sobre la condición de vida de este grupo de población en nuestro país. Sobre todo cuando sabemos que Yucatán ostenta un penoso primer lugar en discriminación, aún cuando somos un estado donde la fe católica predomina y la cual promueve el amor de uno a otros.

Precariedad y acoso

Para las personas trans es evidente la discriminación laboral o la diferencia de contratación en los puestos laborales, así como el acoso laboral que reciben las mujeres y hombres trans, ha hecho que esta comunidad encuentre, no sólo en la prostitución o el espectáculo, sino también  en la creación de contenidos para redes sociales una forma de generar ingresos.

Sin mayor escolaridad, Wendy logró captar con sus vivencias cotidianas mediante las redes sociales, una notoriedad que difícilmente la hubiera alcanzado de otra manera. Uno de los primeros golpes mediáticos que dio junto con sus amigas las Pérdidas, fue en una entrevista con la periodista Adela Micha, con lo cual que se le abrieron puertas que ni en sueños había tocado.

Wendy Guevara, se llevó 4 millones de pesos, por platicar de su vida,  interactuar con los inquilinos en un set de televisión, derrocó del gusto popular a: Sergio Mayer, Poncho Denigris, Emilio Osorio, Bárbara Torres, tal vez por morbo o la empatía del público marcada en los audiencias de la televisora, y ganó.

Ganó en 10 semanas, más que profesionistas que han dejado las pestañas en los libros, un conductor de plataforma, el vendedor ambulante, el emprendedor, el pequeño o mediano empresario, el burócrata, el godín, incluso más que los CEO de varias compañías trasnacionales. Lo que tampoco quiere decir que el trabajo de Wendy haya sido fácil, ya que no es sencillo vivir en el ojo del escrutinio público.

¿Cuánto le va durar la fama a Guevara?

No lo sabemos, lo que sí es claro hoy es que llevó a conciencia a muchos sobre lo que implica ser transgénero y serlo en este país, y lo lejos que estamos todavía de lograr una normalización de la diversidad de género, no obstante Wendy nos ha ayudado un poco a entender cuál es el tema, para no estar tan perdidos, como ella alguna vez lo estuvo.

Lorena González Boscó, comunicóloga, internacionalista, profesora universitaria, constructora de ciudadanía, periodista, amante de los perros y amiga de los gatos. “Siempre he creído que más vale gente comprometida que capaz, porque la comprometida se hace capaz, pero la capaz no necesariamente comprometida.”

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