Quizás algunos no sepan pero los empacadores en los supermercados antes eran niños y/o adolescentes, pero las cosas han cambiado y hoy empacan nuestras mercancías personas de la tercera edad ¿Qué fue lo que cambio? que los que han llegado a esta etapa de su vida siguen estando vivos y con fuerzas, pero sobre todo muchos de ellos no cuentan con los recursos suficientes para subsistir, ya sea con una jubilación o el soporte financieros de sus hijos, y hay que trabajar ante un mercado laboral de oportunidades de empleo limitadas.
Ante esta situación, empacar mercancías en los supermercados ha sido una oportunidad de emplearse para este sector de la población que vive en las zonas urbanas, y para saber sobre su experiencia en Vive Mérida entrevistamos a Norma Castro, empacadora del Súper Aki de Altabrisa.
Norma tiene 73 años es oriunda de Mérida y lleva 13 años siendo empacadora, su buena actitud y excelente servicio hace de quienes visitan este establecimiento que se les mejore por un momento el día, y de su experiencia como empacadora nos cuenta:
Mis vecinas que ya lo hacían, siempre me decían que me fuera con ellas, porque yo ayudaba en una cocina, y trabajaba de 8 de la mañana a 8 de la noche, pero tenía que esperar a cumplir 60 años, y me voy al Chedraui hacer mi solicitud, pero no me gustaba, no me animaba, sentía pena ¿Cómo voy a ir hasta allá, van a decir que estoy pidiendo caridad. Tiempo después, una amiga me dijo que iban abrir Soriana en Altabrisa, y ahora sí me animé. Tomé un curso de capacitación de mes y medio, y me quedé e hice 9 años en ese supermercado, abrieron el Super Aki de Altabrisa y me vine para acá.
Norma Castro, empacadora del Súper Aki.
Norma nos cuenta que fue capacitada en Soirana para ser empacadora, dicha capacitación consistía en ser enseñado por otros empacadores o mediante el visionado de videos.
Nos ponían en una mesa con bolsas de papel, y nos decían que verduras con verduras o con fríos si el cliente lo desea, carnes frías en otra bolsa y los detergentes a parte. También nos decían cómo debíamos vestir, presentarnos con el cliente. Una capacitación muy completa nos dieron.
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El siguiente cuestionamiento hacia Norma fue si realmente como empacadora tenía una remuneración aceptable, de lo cual nos dijo:
Por mi forma de ser yo tengo mis clientes que me aprecian muchísimo, que aún cuando yo no les empaque me regalan mis 20 o 50 pesos, en promedio gano 350 pesos diarios. Mientras que en la cocina ganaba 200 pesos al día pero trabajaba 8 horas diarias, cuando aquí trabajo sólo 4.
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Además de este ingreso Norma recibe la Pensión del Bienestar (con el incremento a partir de septiembre) lo que la va sumar cerca de 3 mil pesos al mes, por lo que puede llegar a percibir cerca de 12 mil pesos mensuales, juntando ambos ingresos.
Norma también nos cuenta, que algunos de sus compañeros, además de este ingreso, son jubilados o tienen diversos oficios o negocios.
Norma vive con sus hija, su marido se fue hace muchos años, por lo que ella sacó a sus hijos adelante. Enfermera de profesión trabajó en la TI del IMSS, dejó de hacerlo en su tercer embarazo, y le dijo a su marido que él la debía mantener para cuidar de los hijos, cuestión que hizo durante un tiempo, pero le fue infiel, y le dijo entonces Norma: «estos son solamente mis hijos, y regrese a servicios particulares de enfermería.»
A mi me gusta este trabajo porque conozco a mucha gente, aunque no tenga prestaciones. Hacer este trabajo, nos permite sentirnos útiles, activos, no me gusta enfermarme.
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Entre las anécdotas que nos cuenta Norma destaca la de una clienta que va diario al establecimiento, siempre pasa a la caja 1, la cual es ecológica, esto es los clientes traen sus bolsas o no las piden, y ella nunca lleva las suyas, y se las pide de mala manera a lo que ella atina a decirle: «le recuerdo que esta caja es ecológica, pero le traigo una bolsa.» a lo que la clienta contesta: «pues así se lo voy hacer con tu propina.»
La ciencia ha aumentado nuestra esperanza de vida y condiciones de salud, lo que nos puede permitir llegar a una vejez sana y activa que nos permita ser productivos, por ello toda iniciativa que pueda contribuir a integrar a la tercera edad con dignidad y respeto a la sociedad se debe elogiar, ya que al final todos vamos para allá.
El ejemplo de Norma Castro, es un rostro que nos anima a enfrentar esta etapa de la vida con valor y alegría. El hecho de que la personas de la tercera edad se ocupen como empacadores en los supermercados, no sólo los mantiene productivos, sino que es una manera de asegurar también su salud mental.
Bien, así es mi tía, única en su carácter recio y amable. Un fuerte abrazo porque siempre enfrenta la vida con servicio, responsabilidad y entusiasmo.