En las elecciones de 2015 tuve la oportunidad de servir a mi país como funcionaria de casilla, se trataba de las elecciones intermedias del sexenio de Enrique Peña Nieto, ese día amanecí con un dolor de estómago terrible, y estuve a punto de no ir, cuando me llamó la presidenta de la casilla, para preguntarme si iba a ir o no, porque estaba mi suplente dispuesto a ser el secretario de casilla que parecía que yo no iba a ser.
Cerré los ojos, y me acordé de Luis, el chico que no se cansó de buscarme para que asistiera a la capacitación, pero los horarios que me proponía no coincidían con mis ocupaciones, al final, él se adaptó a mi espacio en el tiempo: un jueves a las 9:00 pm, esas horas de trabajo extra, por supuesto que no se las pagó el INE, y yo sólo se las compensé con un tamal y café, fue entonces que me levanté y me fuí a cumplir con mi obligación ciudadana, básicamente se trató de no fallarle a Luis.
El día transcurrió sin algún incidente que recordar, como un robo de urna, un pleito entre representante de partidos, acarreo de votantes, nada. Todos los que fueron a votar eran mis vecinos, unos mis amigos del barrio, otros sólo los saludo, otros más sólo los había visto en alguna ocasión, y los que nunca había visto.
Los secretarios de una casilla electoral se encargan, entre otras cosas, de contar antes del inicio de la votación, y ante representantes de partidos electorales, las boletas electorales con las que cuenta la casilla, y fue ahí donde entendí que los ciudadanos de este país, tiramos por la borda la oportunidad de participar el procesos democráticos, al menos los de mi barrio, teníamos un padrón de mil 435 personas, y apenas fueron a votar el 7 por ciento, esto es sólo se presentaron 100 votantes.
La numeralia en la revocación de mandato en Yucatán
En días pasados el INE en Yucatán anunció que se instalarán 1,042 casillas para llevar a cabo la Consulta Popular de la Revocación de Mandato, para lo cual se requiere que 127 mil 498 yucatecos sean capacitados como funcionarios de casilla, y se estima que el padrón electoral se conforma por un poco más de un millón y medio de votantes. De este tamaño va ser esta consulta popular en el estado, para que al final como en la anterior sólo participe el 7% de la población.
Sin la credencial para votar, no hay existencia posible para los partidos políticos, el INE y la democracia, pero está credencial tampoco se entiende sin los ciudadanos que financiamos a todo lo demás, entonces la credencial, que por cierto tiene un costo de 250 pesos, que si lo multiplicamos por el millón y medio de votantes resulta que para el estado de Yucatán se ha invertido 375 millones de pesos en las credenciales.
Los que hemos sido funcionarios de casilla, al contar y anular las boletas no utilizadas, palpamos el fracaso de la democracia, y del desperdicio de una herramienta tan valiosa como lo es la participación ciudadana. La revocación de mandato es una mala puesta teatral de la democracia y de la figura presidencial a costa de nuestros impuestos, los cuales deberían ser destinados para lo que verdaderamente importa como es la salud, las escuelas de tiempo completo, la reactivación de la economía ante una pandemia, y por supuesto la seguridad, y no para satisfacer las necesidades de alguien que fue contratado para gobernar, pero vive en campaña eterna.