La experiencia de trabajar con mujeres violentadas desde el sureste

Las mujeres justifican la violencia de los hombres debido a sus desajustes emocionales, la violencia hacia los niños es producto del adultocentrismo, las mujeres violentadas muchas veces no saben a dónde recurrir, ni tampoco cuentan con los documentos de identidad para denunciar a su agresor. Estas fueron algunas de las experiencias compartidas por las participantes  del Conversatorio Colmena: violencia en casa un acercamiento desde nuestras experiencias de trabajo. 

Organizado por APIS Sureste, Fundación para la Equidad A.C. quienes colaboran en esta institución compartieron algunos de los aspectos que centran la violencia hacia las mujeres desde la  mirada como especialistas que las atienden, entre ellos: los mitos que obstaculizan la búsqueda de ayuda, la normalización de la violencia familiar,  y qué recursos encuentran en las mujeres que acompañan para salir adelante.

Las especialistas señalaron que entre los mitos encontrados han podido identificar que las mujeres no dejan a la pareja porque piensan que no pueden dejar a sus hijos sin padre ya que lo van a extrañar; la idea de que son incapaces de sobrellevar la crianza de sus hijos o la justificación de que la pareja tuvo una infancia difícil y por compasión se quedan con ellos. 

Normalizar la violencia

Sobre la normalización de la violencia familiar comentaron que las mujeres que han atendido les han expresado que los varones de su familia no son violentos sólo sus parejas; señalan que las mujeres asumen que debe haber alguien quien manda y otro que obedece sobre la idea que tienen las mujeres de que deben ser leales y tienen la tarea de cohesionar a la familia y por ende no se establece una comunicación horizontal. 

En lo que refiere a la violencia hacia los niños, mencionaron que estos constantemente padecen el adultocentrismo, esto es ser ignorados por el adultos, ya que los consideran molestos y poco a poco los van sacando de sus espacios, de forma tal que no molesten o pregunten cosas. Se trata de una crianza que busca no establecer con los menores una comunicación basada en acuerdos. 

Las especialistas reconocen que uno de los grandes recursos que tienen las mujeres que finalmente deciden dejar a su agresor es la capacidad de planear la huida, y para ello aprenden a leer a su agresor desde sus rutinas y comportamientos.

El conversatorio estuvo integrado por la abogada Rebeca Casanova, la psicopedagoga Tiaré Miranda, la psicóloga Paola Chi, la trabajadora social Azary Gamboa, y moderó Regina Carrillo, conversatorio que se ver aquí completo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *