![](https://vivemerida.live/wp-content/uploads/2025/01/image-20-767x512.png)
Lo que pasa al otro lado del mundo, también nos impacta
Las políticas antimigrantes que Donald Trump impulsó y que ahora reitera, han desencadenado una serie de repercusiones que alcanzan a miles de yucatecos. Recientemente, el Instituto para el Desarrollo de la Cultura Maya (Indemaya) dio a conocer que al menos 100 mil personas originarias del estado que viven y trabajan en Estados Unidos sin documentos legales enfrentan un panorama de vulnerabilidad.
Desde sus medidas iniciales, Trump ha endurecido la persecución contra personas migrantes indocumentadas, reforzando la deportación y criminalización. Esto afecta directamente a Yucatán, pues parte de la economía y bienestar social dependen de las remesas enviadas por sus connacionales. En el 2023, las remesas alcanzaron cifras récord en México, siendo un salvavidas económico para miles de familias; sin embargo, la constante amenaza de deportación pone en riesgo esta fuente de sustento.
Además, las comunidades yucatecas en Estados Unidos enfrentan el temor diario a ser separadas de sus familias. Muchas personas migrantes han construido vidas y contribuido a las economías locales de ciudades estadounidenses, pero estas políticas erosionan su estabilidad emocional y financiera, y las obligan a vivir en un estado de alerta permanente.
Por otro lado, la retórica antimigrante también impacta la relación bilateral entre México y Estados Unidos, siendo un obstáculo en temas clave como la cooperación económica y la seguridad. Si bien las políticas de deportación tienen el objetivo de mostrar “mano dura”, analistas consideran que Trump podría estar subestimando la importancia de las personas migrantes en la economía estadounidense y el papel que juega México como socio estratégico.
Para Yucatán, la llegada de personas deportadas representa nuevos retos. Al retornar, muchas de ellas podrían enfrentar dificultades para reincorporarse al mercado laboral local y carecer de redes de apoyo adecuadas, lo que incrementa la presión sobre las comunidades y los gobiernos estatales y municipales.
En este contexto, las familias yucatecas temen el riesgo que viven sus seres queridos, así como perder las oportunidades que las remesas les han brindado para salir adelante. Ante estas políticas, es urgente que se fortalezcan programas de apoyo a las personas deportadas y que se generen oportunidades laborales y educativas que permitan a los yucatecos tener un futuro más estable en su propio estado.
La "guerra contra los migrantes" que Donald Trump ha reiniciado no solo afecta a quienes cruzan fronteras buscando un mejor futuro, sino también a las comunidades que dependen de ellos. En Yucatán, el impacto trasciende lo económico, golpeando el tejido social y la esperanza de miles de familias que siguen apostando por un sueño americano cada vez más inalcanzable.
ENTRADAS RELACIONADAS