Los videojuegos y sus fanáticos han adquirido tal relevancia que son doblemente celebrados.

Desde el año 2008, cada 29 de agosto se celebra el Día Mundial del Gamer, extranjerismo con el que se denomina a los amantes de las consolas y de las partidas electrónicas, cuya pasión se ha vuelto un estilo de vida: jugar no es un mero entretenimiento, sino una necesidad básica para liberarse de las tensiones diarias, e incluso una herramienta efectiva para socializar. 

La proclamación de ese día tuvo lugar tras la petición de las revistas Hobby Consolas, Play Manía y PC Manía, las cuales consiguieron también que el 27 de agosto fuera declarado Día Mundial de los Videojuegos; dos días al año para celebrar a la industria y a todos sus adeptos.

El primer juego electrónico fue patentado en 1948 bajo el nombre de «dispositivo de entretenimiento de rayos catódicos». Creado por Thomas Goldsmith y Estle Ray Mann, pioneros de la televisión estadounidense, simulaba los disparos de un misil representado por un punto hacia varios objetivos y era controlado por el jugador mediante unas perillas; sin embargo, nunca fue comercializado, por lo que Tennis for Two, lanzado 10 años después, es considerado por los puristas como el primer videojuego del mundo.

Dispositivo de entretenimiento de rayos catódicos

Al paso del tiempo, gracias al avance de la tecnología, surgieron nuevos juegos cada vez más interactivos, las máquinas «arcade» (que en México hallaron su lugar en las tienditas de abarrotes o farmacias) y las consolas domésticas, que precedieron a las tan exitosas Atari y Nintendo.

Con el arribo de los teléfonos inteligentes, llegó también la anhelada portabilidad; actualmente, ya no es necesario estar en casa, con un celular se puede jugar en cualquier lugar.

El confinamiento provocado por la pandemia de COVID-19 incrementó el número de gamers de todas las edades; mientras las vidas reales corrían peligro al salir a la calle, los videojuegos ofrecían una «vida» tras otra, de manera ilimitada, y con la posibilidad de recorrer un sinfín de mundos sin tener que usar un tapaboca. 

La adicción a los videojuegos es un problema creciente, pero no es momento para abordar su lado negativo, sino para elogiar los múltiples beneficios de su uso sin abuso: mejoran la atención visual, la coordinación, los reflejos, el equilibrio, la capacidad de decisión; reducen la sensación de dolor y el síndrome postraumático. Hoy es día de fiesta, de diversión… ¡gamers del mundo, uníos!

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