Esa arrguita que delata el paso del tiempo, aquella nariz que parece de la bruja de Blanca Nieves, o ese busto más plano que una tabla, son algunas de las percepciones que rompen con la estética que ha fijado a la sociedad para las mujeres y que las priva de pertenecer o ser aceptadas en ciertos círculos. Sin embargo, para remediar estas imperfecciones, siempre y cuando existan los recursos económicos, existen los cirujanos plásticos.
Durante mucho tiempo las mujeres fueron las pacientes exclusivas de estos galenos. Sin embargo, el mercado está cambiando y los varones también hacen presencia ante ellos para mejorar su apariencia física.
De acuerdo con lo últimos datos publicados por la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS), México ocupa el cuarto sitio entre los países con mayor número de intervenciones de este tipo realizadas anualmente.
En lo que respecta a Yucatán, cada vez son más frecuentes las cirugías estéticas, las cuales han aumentado significativamente en la última década, y aunque todavía es un campo predominantemente femenino, cada vez son más los hombres que recurren al bisturí en el estado, informó el Doctor Roberto de Anda Gómez, presidente del Colegio de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva de Yucatán.
Ellos también se quieren ver bien
Del 100 por ciento de los pacientes que acuden a un cirujano plástico el 80 por ciento son mujeres, y el 20 por ciento son hombres. No obstante, el Dr. De Anda señaló que en los últimos años cada vez son más varones los que se animan a someterse a una cirugía de este tipo.
“Los hombres principalmente solicitan rinoplastias (cirugía de nariz), lipoescultura, esto es el retiro de piel que queda colgando después de una reducción importante de peso, lo cual cada vez es más frecuente; también solicitan la abdominoplastia, que consiste en quitar grasa del área abdominal, incluso algunos preguntan sobre el procedimiento para formar los “cuadritos” para el abdomen perfecto.”
Dr. Roberto de Anda Gómez
Son las personas entre 25 y 40 años las que más acuden a cirugías de delineado corporal como la liposucción, rinoplastia o aumento de busto, en las que invierten entre 50 mil y 60 mil pesos, al parecer, para preservar la juventud del divino tesoro que es la vida.
Miles visitan a cirujanos patito
“Al consultorio llegan alrededor de seis personas diariamente, el 50 por ciento viene para que les componga alguna cirugía mal realizada que puede llegar a costar entre 60 y 100 mil pesos, lamentablemente no todos se atreven a denunciar las malas prácticas por vergüenza”, expuso.
Oficialmente en la entidad se realizan alrededor de tres mil intervenciones anualmente. Sin embargo, este número podría duplicarse ya que en Yucatán se han detectado al menos nueve clínicas apócrifas que realizan cirugías plásticas de manera irregular, con bajos estándares de calidad, comentó De Anda. El especialista añadió que por cada cirujano certificado hay 20 que no son miembros especializados del colegio, pues sólo hay 32 especialistas registrados en Yucatán.
“Hay una inmensa diferencia entre ser médico cirujano plástico y médico estético, ya que para ser especialista se requieren 13 años de formación académica, pasando por médico general, una especialidad y por último una subespecialidad, esta última tiene que ser avalada por el comité normativo nacional del consejo de especialidades médicas, pues hay muchos que piensan que tienen todo para ejercer y se ostentan como médicos especializados en cirugía estética, cuando sólo cursaron una maestría o un diplomado en medicina estética y no se les debería permitir realizar una intervención”, explicó.
Señaló que es necesario la eliminación de tabúes con respecto a la cirugía estética ayudaría a disminuir las estafas de cirujanos no certificados, pues en ocasiones se trata de cosmetólogos que engañan o ponen en riesgo la salud de los pacientes, por no hablar más libremente de los temas relacionados con la apariencia físico.
Una manita de gato
Al final del día, tanto hombres como mujeres son conscientes de sus defectos, sin embargo, la tecnología ha dado la oportunidad a los inconformes con lo que la naturaleza les proporcionó de modificar su aspecto dándose “una manita de gato”, sin embargo, hay que recordar que, hay que tener en cuenta que lo barato sale caro y buscar que no les den gato por liebre, por lo que es mejor gastar unos pesos de más y acudir con personas capacitadas y certificadas, a causarse un daño irreversible no solo su aspecto, sino también a su salud.