Por Rocío Viveros Barjas
Llegaron hace más de 100 años, y poco a poco hemos ido perpetrando su lugar, llenando de concreto su habitát, reduciendo su capacidad de reproducción y con ello provocando su extinción, pero aún así se aferran los conejos, zarigüeyas, ardillas, halcones peregrinos, zopilotes, lechuzas nocturnas, murciélagos y hasta los lomitos y miches pasan por ahí, entre otras tantas especies, incluyendo la humana. Se trata del Parque Central de Altabrisa, el predio que defendemos con uñas dientes los vecinos de la zona por que no sea permutado por uno de los terrenos donde se construye el parque «Tho´ Nuestro Parque.»
La promesa del Ayuntamiento ha sido un pulmón verde para la ciudadanía meridana, pero para ello, hasta el momento en el predio donde se empieza a construir dicho parque la deforestación avanza al paso de las retroexcavadoras. Pareciera que es una carrera contra el tiempo, no para preservar la naturaleza, sino el que dictan los tiempos electorales, y mientras tanto, seguramente las especies que cohabitan junto con los vestigios arqueológicos que ahí se encuentran, ya están emprendido el vuelo y sus pasos hacia al Parque Central de Altabrisa, el cual también se encuentra en peligro de extinción.
Sería importante entonces recordarnos a todos: autoridades y ciudadanía que es la sustentabilidad. Si vas al diccionario es mantener el equilibrio, si lo aplicas al ambiente es vivir con armonía con los distintos entornos del planeta, donde la procuración de vida de unos y otros asegura la supervivencia y el equilibrio entre las partes que lo componen.
Los seres humanos estamos más conectados con la naturaleza de lo que percibimos, de hecho es la medicina que podemos tomar sin tener que comprarla en la farmacia, por eso cuando paseamos en las playas, el campo y los parques es fácil empezar a retirar el estrés, por lo que es indispensable tener este equilibrio con el ambiente, aún cuando los humanos nos empeñamos en su devastación.
Cuando nos vayamos de este mundo, en tierra nos convertiremos, volvemos a ser parte de la naturaleza, si todavía hay espacio para que esta nos admita, por ello es nuestra obligación cuidar nuestra morada final, para nosotros y los que vienen, lo que sin duda nos hace más ciudadanos.
Junto a las especies animales ya mencionadas, está en juego también la preservación de la variedad de flora en el lugar como son las ceibas, huachin, chaka, jabin, kitinche, dzibalchen, especies nativas de nuestro estado, que están ahí, y donde los residentes de la zona no queremos mover.
Los predios donde se ha anunciado el Parque Tho´ tienen mucho mayor extensión y vegetación que la que se encuentra en el Parque Central de Altabrisa, lo que implica una mayor deforestación de la zona y afectación de la fauna. No se puede hablar de la construcción de un pulmón para la ciudad, cuando para construirlo hay que hacer un ecocidio de esa naturaleza, sin duda resulta un despropósito.
Pedimos un parque: sí, pero en nuestros términos y conforme a nuestras necesidades, además de ser una vieja promesa de otros tiempos electorales, la cual no se debe cumplir a modo, sino con al anuencia de la ciudadanía. No hay pulmón que sobreviva sin corazón, y el corazón de Altabrisa es su gente. Llevamos 12 años luchando por ese predio, mientras las aves y los árboles 100, si ellos no se cansan, nosotros tampoco.