Un recorrido nocturno por periférico en el Va y Ven, el Sistema Metropolitano de Movilidad Amable y Sostenible, no ofrece un servicio tan amable como su nombre lo pretende. Aunque es de reconocerse que ya exista un medio de transporte que conecte todo el periférico, no bastó con su existencia, fue necesario ir identificando los puntos a mejorar dentro del mismo, para implementar el Va y Ven, pero todavía falta kilómetros por recorrer para ser el servicio que todos los meridanos deseamos.
Para empezar, utilizar este servicio por la noche, conlleva una sensación de inseguridad que te hace revisar a tu alrededor con la mirada de forma constante.
El periférico, no fue diseñado para ser usado por las personas, sino por los automóviles únicamente; así, la llegada de esta ruta logra cubrir una necesidad de movilidad de un punto a otro del periférico, pero no para llegar hasta las paradas del camión, que conectan a esta vía con las rutas internas que te mueven al interior de la ciudad y su zona conurbada.
Cuando quieres ir del punto A al punto B usando un medio de transporte, necesitas primero llegar al punto A y lo más común es que llegues a pie; pero en la mayoría de la vía no hay escarpas, ni alumbrado, que asegure la vida de un peatón que transita de noche, ante la prisa y falta de vista de los conductores.
Lo poco inteligente de la instalación de los cajeros
Además de estas deficiencias, si llegas a la parada del camión con tu tarjeta vacía y necesitas recargarla para tomar la ruta, viene un volado… Si estás del lado que cuenta con cajero inteligente ¡ya la hiciste! Pero si te tocó la mala fortuna de estar del otro lado, entonces tendrás que cruzar el puente (anti)peatonal.
Aquí vale la pena detenerse un momento para preguntarse: ¿Por qué solamente hay cajero de un lado?
Cruzar el periférico implica subir y bajar 192 escalones (48 de subida y 48 de bajada más el regreso) para llegar hasta el otro lado. Sobre esto, se puede alegar que hay elevadores (al menos en la parada del CRIT); sin embargo, estos son de uso prioritario –para personas de la tercera edad, con discapacidad o embarazadas– y, claro, eso no es un impedimento para utilizarlos, pero idealmente podemos respetarlos.
Otra experiencia
Una usuaria, de nombre Karla, no solamente se enfrentó con la sensación de inseguridad por lo anteriormente planteado, sino que además tuvo problemas para poder utilizar su tarjeta Va y Ven.
La tarjeta la obtuvo tras pagar los 25 pesos correspondientes en un cajero inteligente, sin embargo, tras obtenerla intentó recargarla y fue imposible; el cajero no le permitía ingresar el dinero en esa tarjeta específicamente, como si no hubiera sido activada.
Acudió entonces a un Oxxo para poder tomar el transporte con el único método permitido y allí tampoco fue posible, en el establecimiento incluso le cuestionaron de dónde había sacado esa tarjeta… porque no funcionaba.
Con este panorama estuvo varias semanas, durante las cuales optó por pedirles a otras personas que pasaran su propia tarjeta por su transporte y ella les pagaba en efectivo; todo esto, mientras se comunicaba a través de correos y teléfonos con la dependencia, sin que le dieran una solución.
Finalmente, le dijeron que solo tenía que hacer clic en el cajero en “recargar”, a pesar de que su problema era precisamente ese, que no le permitía realizar la recarga. Luego de semanas, como por arte de magia, la tarjeta un día quiso funcionar y pudo ingresar el dinero.
Finalmente cabe decir, todavía falta mucho para que el Va y Ven, el Sistema Metropolitano de Movilidad Amable y Sostenible cumpla esta premisa.