Dom. Jun 1st, 2025

“El tiempo no se administra, se administran las prioridades”: Carolina Hernández, coach de productividad consciente

ByRedacción

5 de mayo de 2025

Una conversación con Carolina Hernández, coach de productividad consciente, transforma desde el primer minuto la forma en que pensamos sobre el tiempo. Sentados con ella frente a una taza de café, sus palabras no solo ofrecen claridad, sino también una invitación a replantear nuestra rutina diaria desde una perspectiva más honesta y consciente.

“El tiempo pasa, no se administra como el dinero. Lo que se administra son nuestras actividades”, afirma con firmeza.

Desde su experiencia como consultora, Caro —como le gusta que la llamen— destaca que el verdadero problema no es la falta de tiempo, sino la falta de claridad sobre nuestras prioridades.

El mito de la falta de tiempo

“La gente suele decir ‘no tengo tiempo para…’, cuando en realidad lo que deberían decir es ‘eso no es una prioridad para mí’”, explica. Esta afirmación no es solo una cuestión de semántica, sino de honestidad con uno mismo.

“El tiempo es exactamente el mismo para todos. La diferencia está en cómo decidimos usarlo y en qué enfocamos nuestra atención”, señala.

La gestión efectiva del tiempo, de acuerdo con Caro, inicia cuando existe claridad sobre los objetivos personales. Solo así se puede asignar energía a las actividades que realmente importan.

“Si una persona sabe qué quiere lograr y cuáles son los pasos necesarios, puede tomar mejores decisiones sobre su agenda diaria. Todo parte de saber qué actividad es más útil en cada momento.”

Tres tareas por día: una estrategia realista

Caro propone un principio simple pero poderoso: definir tres actividades clave cada día. Estas tareas deben estar alineadas con los objetivos trazados. El resto del día, dice, puede quedar disponible para atender imprevistos sin perder el rumbo.

“Lo programado define el día, no las circunstancias. Quien asume el control de su agenda desde que se levanta, ya sabe a qué va a dedicar su energía.”

Trabajo, familia y el autoengaño de las prioridades

Una de las preguntas que más confronta a quienes asisten a sus sesiones es: ¿La familia es realmente tu prioridad?

“Muchos dicen que trabajan por su familia, pero están más conectados con la exigencia de producir que con sus seres queridos. El trabajo se vuelve una excusa para no conectar”, advierte.

Particularmente en los hombres, Caro identifica patrones culturales que refuerzan el rol del proveedor como justificación para la desconexión emocional.

“Creen que mientras más dinero generan, mejor cuidan de su familia. Pero cuando están con ellos, sienten que están perdiendo el tiempo. Y ahí comienza la desconexión.”

¿Y si la prioridad soy yo?

En una cultura donde priorizarse puede verse como egoísmo, Caro abre otro frente:

“Decir ‘yo soy mi prioridad’ está mal visto. Pero si no lo somos, caemos en el autoengaño. Decimos que lo hacemos por los demás, pero muchas veces son nuestros deseos personales los que nos mueven.”

Ha conocido casos de personas que ya tienen estabilidad económica pero siguen trabajando como si apenas iniciaran. El crecimiento —sostiene— ya no es por necesidad, sino por ambición personal, disfrazada de responsabilidad familiar.

Negociar el tiempo con los cercanos

Un ejemplo que suele compartir es el de un emprendedor que inaugura una cafetería. En las primeras etapas, el negocio lo absorbe completamente. Pero Caro plantea una pregunta clave:

“¿La familia está dispuesta a vivir ese proceso contigo?”

Ahí, sugiere establecer acuerdos. Uno de los más efectivos puede ser tan sencillo como comprometerse a cenar juntos tres veces por semana. La clave está en hablarlo.

“Cuando no se establecen estos límites, surgen los conflictos. La pareja se siente abandonada, el emprendedor se siente incomprendido. Todo por no conversar honestamente sobre las prioridades y expectativas.”

El tiempo no se detiene, pero sí se puede alinear

Caro concluye que alcanzar los objetivos personales implica sacrificios, pero estos se vuelven sostenibles cuando se disfruta el camino y se comunica con claridad.

“El tiempo corre siempre a la misma velocidad. Somos nosotros quienes decidimos cómo usarlo. Administrar nuestras prioridades es la única forma real de darle sentido a cada día.”

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