Mié. May 21st, 2025

El mar en manos organizadas: cooperativas en México trabajan por la pesca sustentable

Desde hace más de una década la Confederación Mexicana de Cooperativas Pesqueras y Acuícolas (Conmecoop) impulsa la sustentabilidad a través de refugios pesqueros, comités comunitarios de vigilancia y alianzas con instituciones. Su fuerza no está sólo en los números –más de 35 mil pescadores integrados–, sino en su capacidad de generar políticas públicas desde el territorio.

El 2025 es el Año Internacional de las Cooperativas, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La Conmecoop agrupa alrededor de 600 cooperativas pesqueras con presencia en 15 estados del país que trabajan con conocimiento del mar, compromiso con los ecosistemas y una visión que antepone el bien común.

José Luis Carrillo, presidente de esta agrupación de cooperativas, relató que desde hace 11 años trabajan en favor de los ecosistemas marinos y de la dignidad laboral de los pescadores.

“Hemos sido persistentes y así logramos que las autoridades gubernamentales nos escuchen”, indicó Carrillo.

La Conmecoop lleva una década de trabajo en favor de la conservación. Fuente: Itzel Chan.

La principal apuesta de la Conmecoop es fortalecer el tema de la pesca responsable y, por eso, participan activamente en los consejos estatales y los Comités Consultivos de las diferentes pesquerías importantes en el país. 

Actualmente forman parte del Consejo Nacional de Pesca y Acuicultura y del Consejo Nacional de Áreas Naturales Protegidas. Ahí intervienen en foros de consulta y asesoría para fijar metas de conservación y bienestar de los pobladores que dependen de la pesca y que viven en zonas de preservación. 

La organización es la base de la fuerza

Llegar a estos espacios les tomó tiempo y desde su inicios tenían la intención de organizarse como pescadores. Su manera de trabajar se rige por la Ley General de Sociedades Cooperativas, por lo tanto cuentan con un reglamento interno y bases constitutivas. Los representantes de los consejos son elegidos mediante asambleas por un periodo de 1 a 5 años.

Lo que ganan al estar en la Conmecoop es sobre todo la unidad, porque al firmar peticiones por parte de 35 mil pescadores, tienen más posibilidades de que las autoridades gubernamentales los tomen en cuenta.

Carrillo destacó la relevancia de la vigilancia que realizan en las comunidades pesqueras, un trabajo voluntario que nace del deseo de cuidar los mares y sus recursos.

“Tenemos en esta organización la red de zonas de refugios pesqueros más importante del país en la península de Baja California y es uno de los principales logros, porque es un modelo eficiente de conservación. También hemos construido comités de inspección y de vigilancia comunitaria. Con todo el trabajo que hacemos, confirmo que la figura por excelencia es la cooperativa, porque no hay una relación obrero-patronal, y esto nos permite tener un sentido de más responsabilidad y de propiedad”, expresó Carrillo, quien radica en Yucatán.
Desde las cooperativas los pescadores se organizan para vigilar en altamar. Fuente: Refugio Pesquero de Celestún.

Conocimiento del territorio, una gran oportunidad

Estar en el territorio, cien por ciento involucrados en la pesca, es un factor clave para el crecimiento de esta red de cooperativas que tiene interés en la conservación. 

Por ejemplo, en Yucatán son integrantes del comité que dará seguimiento al Proyecto Estratégico para la Recuperación de la Pesquería del Mero en la Península de Yucatán, y se encargará de implementar las acciones precisas para el cuidado de la especie antes, durante y después de su pesca.

“Queremos que los gobiernos volteen a ver a la pesca como una actividad digna porque los pescadores somos un segmento sumamente importante en el país y con gran importancia económica y social en los 17 estados costeros”, mencionó.

En las cooperativas pesqueras las decisiones se toman de manera horizontal. Fuente: Refugio Pesquero de Celestún.

En la península de Baja California, su compañero José Flores Higuera, presidente del Consejo de Vigilancia de la Conmecoop y presidente del consejo de administración de la Federación Regional de Sociedades Cooperativas de la Industria Pesquera “Baja California” (Fedecoop), tiene claro que las cooperativas las componen pescadores organizados, con un trabajo de hermandad y responsabilidad social.

Con el paso del tiempo han tenido que capacitarse para entender el lenguaje legal y normativo y así exigir la creación y aplicación de leyes nacionales.

“Ahora por ejemplo trabajamos en las normas que rigen a las diferentes especies de capturas como el pulpo, la langosta, el camarón y, precisamente, estamos haciendo propuestas de estudios y análisis para determinar las temporalidades, las vedas y captura de las diferentes especies”, señaló Flores.

La organización es autónoma 

Sin el apoyo económico por parte de los gobiernos federal y estatales, la Conmecoop se mueve a partir de las mismas aportaciones que hacen las federaciones. Flores confirmó que la finalidad de punta a punta en el territorio mexicano es la misma: cuidar los mares.

“Nadie más puede cuidar mejor que el pescador porque estamos hablando de nuestra fuente de trabajo. Observamos que mucho de lo que hacemos nace, precisamente, desde el interés del pescador de conservar y así surgieron los refugios pesqueros”, dijo.

De acuerdo con la organización civil Comunidad y Biodiversidad, A.C. (COBI), los refugios pesqueros son un método de conservación que consiste en mejorar la sostenibilidad de diversas pesquerías artesanales y se trata de un área delimitada en la que no se puede pescar durante cinco años.

Se diseñan pensando en las especies objetivo y su comportamiento. Si un pez se desplaza tres kilómetros en un día, el refugio debe cubrir al menos nueve kilómetros. Estas medidas aseguran que las especies tengan un espacio seguro para reproducirse y crecer.

Flores comentó que trabajan justo para garantizar la sustentabilidad en la pesca y al mismo tiempo, por la seguridad alimentaria en el país. Fomentan que se respeten las vedas, medidas de peso y talla de las especies, y que se utilicen artes de pesca amigables con el medio ambiente como la piola y el cordel.

“Todo lo que hacemos es para que nuestros mares sigan produciendo lo que capturamos. Queremos que nuestras zonas de pesca sean saludables y sanas, que sigan generando biomasa y de la cual depende la seguridad alimentaria”, añadió.

*Este texto fue originalmente publicado en Causa Natura Media 

Amante de las florecitas silvestres. Adora a Lucatero y sus hermanos.
Ha desarrollado temas periodísticos con enfoque de perspectiva de género, medio ambiente, comunidades indígenas y derechos humanos.

Integrante de la Red de Periodismo del Mar y del colectivo Somos Periodistas, con experiencia en medios de comunicación de Tabasco y la Península de Yucatán.

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