Si alguna vez has sentido muchas ganas de comprar algo, tanto que experimentas ansiedad, pero al obtenerlo sientes una sensación de euforia, y posteriormente sientes una gran culpa y caes en la depresión al pensar que no tienes para pagar, cuidado porque podrías ser un comprador o compradora compulsiva.
De acuerdo con Gabriela Orozco Calderón, profesora de la Facultad de Psicología, a esto se le conoce como oniomanía y es el término utilizado para describir al comprador compulsivo, quien tiene las características de adquirir y sentir que no tiene el control.
Este trastorno representa uno de los problemas actuales más graves que tenemos en nuestra sociedad, ya que social y culturalmente se promueve el tener bienes materiales y un estatus que nos hace sentir mejores personas, incluso más atractivos, dijo la entrevistada.
Además, este comportamiento puede darse como una respuesta ante emociones primarias como son venganza, aburrimiento, y de hecho, se acentúa en épocas decembrinas.
En este contexto, el porcentaje de mujeres que sufren este padecimiento es mayor con respecto al de los hombres. Ellas suelen adquirir ropa, zapatos, música, y ellos todo lo que tiene que ver con los gadgets y aparatos electrónicos.
Un trastorno psiquiátrico
A la fecha, los manuales psiquiátricos no incluyen la compra compulsiva como una enfermedad, sin embargo, es muy parecida neurobiológicamente a lo que es el juego compulsivo que sí está incluido en conductas adictivas.
Al respecto, la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas indica que la adicción es una enfermedad crónica y recurrente del cerebro, caracterizada por la búsqueda y el uso compulsivo de sustancias a pesar de sus consecuencias nocivas.
Así, puede decirse que la compra compulsiva se vincula con la adicción, porque la característica en común es esa impulsividad de no poder detenerse al realizar las compras, además de relacionarse con depresión, ansiedad, conductas antisociales, y muchas otras adicciones psicológicas.
El diagnóstico incluye una preocupación mal adaptativa o impulsiva por no comprar, pensamientos intrusivos en la vida cotidiana, irresistibles y sin sentido que quitan tiempo para realizar otras actividades por ir a comprar objetos que no se necesitan, y alteran ocupaciones sociales y familiares.
Debido a la gratificación inmediata, el estatus que genera es un perfil de personalidad neurótico, pues se busca el reconocimiento de los demás a través de la aprobación por tener ropa nueva y de marca, o el último celular y la tablet de última generación.
El placer de comprar
Una persona normal siente placer al adquirir un producto, porque ha tenido que juntar el dinero para obtenerlo, pero en una persona que es compradora compulsiva es más complicado, dijo la investigadora.
En este caso, los afectados por dicho trastorno constantemente sienten ansiedad de adquirir productos, y al obtenerlos disminuye la sensación placentera, y finalmente lo que compran terminan regresándolo o almacenándolo sin usarlo.
Entonces, añadió la académica, existen alteraciones cognitivas en el individuo que afectan su toma de decisión. Esta función se encuentra en la porción prefrontal del cerebro, donde se incluyen los neurotransmisores como la dopamina y la serotonina. En el caso de los afectados, las sustancias no trabajan eficientemente en sus cerebros.
Para corregir esta enfermedad patológica, la experta explicó que los afectados podrían atenderse con un psiquiatra para que se les receten medicamentos como citalopram o naltrexona para nivelar las sustancias en su cerebro, además de tomar una terapia cognitivo conductual para generar conciencia emocional y estrategias que limiten el comportamiento impulsivo de comprar.
Además, las personas con este problema pueden acudir a la Facultad de Psicología donde existe un centro de atención a las adicciones, concluyó.
Fuente UNAM GLOBAL: Michel Olguín Lacunza / Diana Rojas García
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