Día internacional contra la homofobia, bifobia y transfobia
¿Cómo sería un mundo sin una bandera multicolor ondeando en el cielo?
Algunos y algunas seguramente se sentirían con más tranquilidad al no tener que explicar lo que no se desea ver, lo que no se comprende, o lo que no se respeta. Para un mundo de órdenes en blanco y negro, de sí o no, de día o noche, sería mucho más sencillo simplemente dejar que nuestra sociedad se comprendiera en la heterosexualidad y punto. Sentirse atraído por una mujer si eres hombre y viceversa. Sin mayor complicación, porque “así siempre ha sido y tiene que ser”, “porque son los designios de Dios” “porque de no ser así, no existiría la humanidad”.
Para desdicha de esas personas, la bandera ondea lejos de toda turbación y ahora se suman otras más, que orgullosas, se unen para visibilizar las múltiples identidades sexuales que con contundencia defienden el derecho humano a la diversidad sexual y a que cada persona en el mundo tenga la libertad de vivir sus deseos sexuales sin estigma alguno.
Observar la bandera multicolor y darle cabida a todas las demás, ha sido un ejercicio de humanidad que nos recuerda que estamos hechos de millones y millones de voces, que todas deben ser escuchadas y que el silencio no se impone, el clóset no se debe obligar, que podemos amar o relacionarnos sexualmente cómo y con quién tengamos mutuo acuerdo y que sí…aún queda camino por recorrer, pero ya se ha iniciado.
El caminar se sigue construyendo, como desde aquel 17 de mayo de 1990, dónde la Organización Mundial de la Salud dejó de designar a la homosexualidad como enfermedad, y cada día es un paso más, porque como diría el poeta Antonio Machado, se hace camino al andar.
Por eso se toman las avenidas y se seguirán tomando una y otra vez, hasta que no existan “pantallas” sociales que disfracen matrimonios heterosexuales obligados, familias que violenten a sus hijes por no ser heterosexuales, escuelas que segreguen alumnes, asesinatos por transfobia, inexistencia de espacios laborales seguros para la comunidad LGBTQ+, y así un sinfín de ejercicios de discriminación y violencia que suceden a quienes han optado por vivir con los colores del arcoíris en toda su piel.
Desde aquél 17 de mayo hasta hoy, han transcurrido 32 años y se celebran los espacios ganados, pero también se visibiliza todo lo que queda por hacer. Por ello y para ello La Patria es testigo y quienes decidieron ser cómplices y testigos pudimos ser una sola voz multicolor.
Por una ciudad, un estado, una nación y un mundo donde la transfobia, la bifobia y la homofobia no sea lo que nos haga vivir en opresión y en riesgo. Por la celebración de los derechos humanes, que son, para TODES.