El dinero, ese que se persigue todos los días ya sea trabajando, ahorrando o robando ocasiona estrés, y ya se ha tipificado como el estrés financiero.
El estrés financiero es un estado emocional de preocupación y ansiedad que se produce cuando una persona se enfrenta a problemas económicos o a una situación de inestabilidad financiera. Este tipo de estrés puede manifestarse de diferentes maneras, como insomnio, irritabilidad, dolores de cabeza, depresión y problemas de salud física y mental.
El estrés financiero puede ser causado por diversos factores, como la pérdida de un trabajo, la acumulación de deudas, la falta de ahorros, la imposibilidad de pagar las facturas, entre otros. Es importante reconocer los síntomas del estrés financiero para poder abordarlos de manera efectiva y evitar que se convierta en un problema crónico.
Algunas estrategias para manejar el estrés financiero incluyen la elaboración de un presupuesto realista, la reducción de gastos innecesarios, la búsqueda de opciones de ingresos adicionales, la creación de un fondo de emergencia y la búsqueda de asesoramiento financiero. También es importante hablar abiertamente con familiares y amigos sobre la situación financiera y buscar su apoyo emocional.
La brecha salarial de género
Las mujeres son las que mayormente padecen este tipo de estrés dada la brecha salarial de género que existe.
La brecha salarial de género se refiere a la diferencia en el salario promedio entre hombres y mujeres que desempeñan el mismo trabajo o trabajos similares.
A pesar de los avances en la igualdad de género, la brecha salarial de género sigue siendo una realidad en muchos países y sectores, la cual puede ser causada por diversas razones, como la discriminación de género en el lugar de trabajo, la falta de mujeres en puestos de liderazgo y de alta remuneración, y la segregación ocupacional, es decir, la tendencia de las mujeres a ocupar trabajos tradicionalmente mal remunerados.
La brecha salarial de género tiene efectos negativos en la economía y en la sociedad en general. Por un lado, limita la capacidad económica de las mujeres, lo que puede afectar su independencia financiera y su capacidad para salir de situaciones de pobreza. Por otro lado, también puede afectar negativamente a la productividad y la competitividad de las empresas, así como a la economía en su conjunto.
En México las mujeres que recibe menor salario que los hombres, tienen que trabajar casi mes y medio más para compensar la diferencia que se acumula en el año, esto si solo sí es asalariada, sea en un sistema laboral formal o informal, y donde no son remuneradas las horas de trabajo del hogar que suman cerca de 22 horas a las semana más de las asalariadas, esto según en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI (ENOE, 2020). Lo que no sólo ocasiona un estrés financiero, sino también un estrés laboral.
Una reflexión final
Muchas veces estamos preocupados por que el dinero que no nos alcanza, lo cual es producto ya sea porque el salario es bajo para cubrir nuestras necesidades básicas o porque no tenemos una cultura financiera adecuada y gastamos de más, pero también hay personas que son previsoras, y no tienen en principio estrés financiero, pero sí laboral, y es ahí donde vale la pena hacer un alto y pensar que no podemos trabajar tanto, para que después ese excedente financiero sea para cubrir las cuentas del hospital por el estragos que deja en nuestro cuerpo o mente u ambos el mentado estrés.