Ilógico es pensar que todos los días del año tendremos la misma capacidad productiva… Aunque así lo exige la sociedad capitalista actual.

En una sociedad que no se detiene y en la que la supervivencia humana está directamente relacionada con el dinero, pareciera que los días de “bajón” o de descanso no están permitidos. Pero, irónicamente, esos espacios son necesarios para continuar siendo personas productivas.

No hay motivación que pueda sostenerse sin momentos de disfrute, sin espacio para compartir con amistades, familiares o seres queridos, no hay rendimiento que pueda continuar cuando el tiempo personal es carente.

Pero, ¿qué pasa cuando el capitalismo invade nuestras vidas y detenerse pareciera ser sinónimo de disminuir recursos o cuando ni siquiera es una opción para las empresas en donde laboramos?

Detenerse

Lo necesario que es. Lo poco que se habla. Aún menos se permite.

Un día de “descanso” a la semana resulta insuficiente. Los seres humanos requerimos tiempo de calidad con las personas que queremos, pero también en soledad, así como de descanso y si tan solo tenemos un día para cubrir todo eso, ¿realmente podemos cubrirlo? ¿O acaba siendo un día de otro tipo de productividad, por ejemplo, con labores de limpieza en el hogar?

Es necesario hablar de esto. Pero, sobre todo, encontrar nuevas formas para crear una sociedad más equilibrada que no solamente esté orientada hacia la productividad.

Porque incluso aquello que realizamos por obligación, suele tener un resultado de menor calidad que aquello que hacemos con energía y hasta motivación.

En el caso particular de las mujeres, esto es aún más evidente, pues gracias a nuestro ciclo, podemos aprender a identificar perfectamente cuándo tenemos mayores picos de energía, creatividad, motivación, fuerza y en qué etapa del ciclo todo va en picada, con menos fuerzas, menos ganas y a veces hasta con desánimo, dolor…

Si la sociedad entendiera esto e incluso nosotras mismas lo hiciéramos, podríamos aprovechar nuestra fase ovulatoria para realizar aquellas labores que requieran mayor creatividad, pero en la fase lútea —también conocida como postovulatoria— aprovecharíamos para las tareas que precisen de mayor reflexión y menor actividad física.

Contrario a esto, a las mujeres —como a todas las personas— intentan exigirnos algo insostenible: ser productivas todos los días, a todas horas.

Esto, no solamente culmina en que no se logra al pie de la exigencia, sino que además también genera sensaciones de culpa en muchas personas, cuando la realidad es que es parte de nuestra naturaleza humana tener picos de energía y picos de pasividad.

Dicho en otras palabras, escucha a tu cuerpo. Tanto como lo permita tu trabajo, tus ocupaciones… Hazte consciente de tus necesidades y encuentra estrategias para cubrirlas tanto como sea posible.


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