Primer fin de semana de diciembre, árboles de Navidad emblemáticos de la ciudad encendidos, empiezan los eventos de cierre de año en las oficinas, los festivales escolares, los intercambios de regalos, una posible discusión con la pareja, si es que con antelación no se había pactado ¿cenamos con tu familia o la mía?, la espera ansiosa del aguinaldo, todo esto causa estrés, aunque en el discurso y la tradición la Navidad es la noche de paz, la noche de amor.
La publicidad hace una gran parte del trabajo que ocasiona el estrés navideño con tanto anuncio de unión familiar y obsequios por doquier que nos hacemos muchas expectativas, incluso de los platillos que vamos a degustar en la mesa como el bacalao tan esperado, los romeritos, el pavo, el ponche, comidas exclusivas de la época.
Sin embargo, aún cuando todo se ve tan delicioso y prometedor, la Navidad causa estrés, derivado de la frustración cuando comienzan los pleitos familiares, los compromisos abrumadores en los intercambios de regalo en la oficina, donde no recibe lo que espera, compras de último minuto, cancelaciones de compromisos; tumultos en aeropuertos, centrales camioneras, filas interminables en casetas de carreteras para aprovechar el periodo vacacional, hacen que entremos inevitablemente en una tensión que debemos aprender a manejar.
En entrevista con Hugo Sánchez Castillo., titular del Laboratorio de Neuropsicofarmacología de la Facultad de Psicología de la UNAM, alertó que , si no hay una modulación adecuada de las emociones, estas pueden conducir a conflictos emocionales que pueden derivar en un estado de depresión y, en casos extremos, al suicidio, en particular de aquellos que se aíslan, y agrega:
Debemos transitar por cada emoción, positiva y negativa: tristeza, ira, ansiedad o miedo. A lo largo de la vida tendremos diferentes estados emocionales, y eso es parte de nuestros mecanismos adaptativos para sobrevivir.»
Hugo Sánchez Castillo.
Para llegar a la noche de paz y de amor con prosperidad emocional, es importante evitar en la medida de lo posible aquellas acciones o eventos de días de guerras y frustración. Finalmente de lo que se trata, más allá de cualquier creencia o convicción de disfrutar lo más preciado que tenemos como humanidad: una vida en salud, y en particular en salud mental.