En el marco del Día Mundial de la Anticoncepción, que se conmemora cada 26 de septiembre, cobran relevancia los datos más recientes de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID 2023), que reflejan avances, pero también importantes desafíos en materia de salud sexual y reproductiva.
En México, 74.5% de las mujeres en edad fértil y sexualmente activas usan anticonceptivos, sin embargo, entre adolescentes de 15 a 19 años esta cifra cae a 60.2%. En Yucatán la situación es particularmente preocupante: de acuerdo con el INEGI, el estado mantiene una de las tasas más altas de embarazo adolescente del país, lo que evidencia la necesidad de reforzar la educación sexual integral y garantizar el acceso a métodos seguros en esta población.
El inicio de la vida sexual en las mujeres ocurre, en promedio, a los 18 años, una edad que coincide con la etapa de formación académica y en muchos casos con proyectos de vida apenas en construcción. En contextos como Mérida y las comunidades rurales del interior del estado, la falta de información confiable y el estigma alrededor de la anticoncepción incrementan la vulnerabilidad de las y los jóvenes.
Uno de los avances que refleja la encuesta es el crecimiento en el uso de métodos de larga duración: el implante subdérmico pasó de 6.0% en 2018 a 9.6% en 2023. Sin embargo, su disponibilidad no siempre llega con la misma fuerza a zonas rurales e indígenas de Yucatán, donde las mujeres siguen enfrentando barreras de acceso a servicios de salud reproductiva.
La desigualdad entre zonas urbanas y rurales también marca diferencias en la fecundidad: a nivel nacional, el promedio es de 1.44 hijos por mujer en las ciudades, mientras que en comunidades rurales asciende a 2.13 hijos, según la ENADID 2023. Esta brecha es especialmente relevante en Yucatán, donde gran parte del territorio se compone de municipios rurales y semiurbanos, lo que refleja la urgencia de políticas públicas más focalizadas.
A nivel global, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) advierte que más de 257 millones de mujeres en países de ingreso medio y bajo tienen una necesidad insatisfecha de anticoncepción moderna. En Yucatán, esta necesidad se traduce en un llamado a mejorar los servicios de salud sexual y reproductiva, sobre todo para adolescentes, mujeres indígenas y familias en comunidades marginadas.
La organización Organon han lanzado la campaña “Ahora es mi hora”, que busca visibilizar el derecho de las mujeres a decidir sobre su proyecto de vida. Pero más allá de campañas, lo que se requiere en Yucatán es voluntad política y social para garantizar que todas las mujeres —sin importar su edad, lugar de origen o condición económica— puedan ejercer plenamente su derecho a la salud sexual y reproductiva.
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