Jue. Ago 28th, 2025

Un expendio de agua además de ser un emprendimiento confiable es un servicio a la comunidad: Mario Abreu

Cada vez es más recurrente el despido de aquellos que llevan más de 15 años trabajando en una empresa, el problema es que para entonces ese colaborador ya pinta canas, y difícilmente será contratado en otra empresa, ante esta realidad Mario Abreu, quien vivió esa situación, optó por la resiliencia y la reinvención en vez de rendirse.

Ciertamente tras ser despedido de la empresa de fotografía donde dedicó 22 años de su vida, se enfrentó a un futuro incierto y a la dolorosa sensación de que su experiencia ya no era valorada.

«Te dicen que ya no te necesitan por teléfono, cuando le has dado tu vida a la empresa»

El despido, abrupto y sin previo aviso, lo llevó a una encrucijada. Con 50 años, la idea de volver a tener un jefe le resultaba poco atractiva. Fue entonces cuando decidió que era el momento de construir algo propio, algo que le diera control sobre sus finanzas y su tiempo.

Con esto en mente, notó que tener un expendio de agua, podría ser un buen negocio, ya que siempre que iba a rellenar sus garrafones, había de dos a tres personas esperando turno, lo comentó con su hijo y ambos llegaron a la conclusión que sería un buen negocio invertir en ello.

Dentro de los retos de emprender: esta la burocracia

Mario nos contó que la inversión inicial fue de 150 mil pesos en una máquina expendedora de agua parecía un paso sensato, pero los obstáculos no tardaron en aparecer. La pandemia de 2020 detuvo su proyecto casi por completo, ya que las oficinas de gobierno para el permiso de uso de suelo estaban cerradas. El proceso de trámites, que debería haber sido rápido, se alargó por más de un año y medio. Sin embargo, tomó acción enviando una carta:

«Justifiqué que fomentaban el emprendimiento y que el negocio solo ocupaba dos metros cuadrados de mi casa», comenta, evidenciando la frustración que sintió al enfrentarse a la burocracia.

Este periodo de espera no sólo representó una pérdida de tiempo, sino también la incertidumbre de tener su inversión «dormida». A pesar de todo, mantuvo la fe en su proyecto, seguro de que el modelo de negocio sin pago de renta era la clave para ofrecer un producto accesible a sus vecinos.


El capital inicial lo puso del dinero de la liquidación que le dieron en la empresa fotográfica, porque al hacer números se dio cuenta que le era más redituable, en ese entonces, invertirlo en un expendio de agua que lo que daban de intereses los bancos.


Un servicio más allá de la rentabilidad

Si bien el objetivo del negocio es generar ingresos, la filosofía de Mario va más allá de las ganancias. La máquina, que vende el garrafón a un precio simbólico de 10 pesos, se convierte en un servicio comunitario.

«Una persona que compra tres garrafones paga 30 pesos, ni el valor de uno en las tiendas grandes», explica.


Este enfoque social es una de las razones por las que su negocio ha prosperado, generando una lealtad entre sus clientes.


Para garantizar la calidad del producto, realiza pruebas de laboratorio cada mes y se encarga personalmente del mantenimiento de la máquina. Sabe que, en un mercado de productos automatizados, el valor humano es lo que marca la diferencia.

«Aunque sea una máquina 24/7, si un cliente tiene un problema, yo estoy ahí para resolverlo. Eso es lo que genera confianza», afirma.

La vida después del mundo corporativo

Hoy en día, el expendio de agua le genera ingresos estables que complementan su otro trabajo como agente de seguros de autos, una labor en la que también aplica su filosofía de servicio. «Vender un seguro no es solo vender un producto, es proteger el patrimonio de las personas», menciona.

Esta nueva vida de emprendedor le ha dado una invaluable lección: la libertad y el control sobre su propio destino no tienen precio. Si bien no se ha hecho millonario, ha encontrado una satisfacción mucho más profunda. «Estoy semijubilado», bromea, mientras trabaja desde casa, atendiendo a sus clientes y a su máquina de agua. Su historia es un recordatorio de que, incluso ante la adversidad, la experiencia y el servicio al prójimo son la mejor inversión.

El expendio de Mario se encuentra en: Jardines de Vista Alegre. Si te queda cerca, no dudes en llenar tus garrafones y galones ahí.

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